Un Día del Niño sin amigos, fiestas ni juegos en la calle

0
1006
Fotografía cedida por Ramona Carrasco donde aparece su hija Byanca, una niña con Síndrome de Down, mientras pinta un cuadro en el jardín de su casa. EFE/Cortesía Ramona Carrasco /SOLO USO EDITORIAL /NO VENTAS

Phoenix (AZ), 30 abr (EFE News).- Debido a la pandemia del coronavirus, miles de niños latinos en Estados Unidos celebran este jueves su día en cuarentena, confinados en sus casas y alejados de parques, fiestas y festejos masivos, aunque intentan que el encierro no los impida celebrarlo con un toque de alegría e imaginación.
El 30 de abril se celebra el Día del Niño en México y gran cantidad de familias con raíces hispanas extienden el festejo en este país, pero este año la celebración quedó empañada por el confinamiento al que se han visto obligados para intentar atajar la pandemia.
Pero, muchos padres han ingeniado nuevos métodos para hacer un día especial, aunque sea dentro de casa.
Mika y Matías, dos gemelos de cinco años que viven en Phoenix (Arizona), hijos de padres mexicanos y con un entrañable apego a las costumbres hispanas, se levantaron este jueves gritando: “Feliz día del niño”.
“Llegaron a nuestro cuarto muy temprano gritando como si fuera Navidad”, relata a Efe su madre Maritza Félix, quien les tiene preparada una sorpresa con pastelitos de chocolate y una pequeña albercada.
“Por lo pronto ya les estoy cociendo frijoles, porque me dijeron que prefieren frijoles que pastel”, comenta la madre, que asegura que la cuarentena para sus hijos ha sido como unas largas vacaciones.
CAMBIO DE RUTINAS
La crisis epidemiológica ha llevado a los menores a frenar sus actividades cotidianas, como escuelas, deportes, juegos al aire libre, enfrentándolos al aburrimiento y frustración, y son papá y mamá quienes han tenido que elaborar estrategias para que sobrelleven la cuarentena.
Desde ver películas, elaborar murales, armar rompecabezas, jugar lotería, disfrazarse, cocinar, estudiar por videoconferencias, hasta abrir espacios en internet para contar cuentos, son algunas de las actividades que han aprendido los menores dentro de sus hogares.
A Matías lo que más le gusta de la cuarentena es su “familia y su casita”, y lo que no le gusta es “no poder salir”. Mientras, Mika disfruta “no ir a la escuela” y no le gusta que la manden a “bañar”.
Matías extraña a su “tata y nana, que viven en un lugar muy lejos que se llama Hermosillo” y Mika no olvida la abuela que vive en Magdalena”. A todos ellos no les han visto en persona desde que se declaró la pandemia y se tienen que contentar con verlos por teleconferencia.
A su corta edad Matías asegura no le teme al coronavirus, “porque el jabón mata todos los bichos”, pero su hermana sí le tiene miedo, “porque se mete por la nariz y la boca”.
Estos pequeños han adaptado sus vidas dentro de casa, y su madre se ha encargado de desarrollar su creatividad creando castillos de cartón, murales improvisados en las bardas del jardín, leyendo cuentos en línea para miles de niños, que al igual que ellos, sufren del confinamiento en sus hogares.
UNOS DÍAS DIFÍCILES
Byanca es una niña con Síndrome de Down, se despertó hoy muy temprano para ver caricaturas. Para ella este día es como su cumpleaños, ya que su madre, Ramona Carrasco, dice que para ella cualquier celebración es “su cumpleaños”.
“Siempre le festejamos el Día del Niño con el Grupo Hijos con Síndrome de Down. Hacíamos una fiesta todos juntos, pero ahora festejaremos pidiendo comida de algún restaurante, será algo pequeño”, cuenta a Efe Carrasco.
Byanca no entiende con claridad lo que sucede en medio de la pandemia, pero su madre explica que ha sufrido un gran descontrol al perder sus actividades cotidianas, como su escuela, clases de natación, equino terapia y deportes.
“La primera semana fue muy difícil, alistaba su traje de baño y su ropa para la terapia a caballos. Fue duro decirle que no podíamos ir, ella solo nos respondía ‘Ahí está el carro'”, comenta Carrasco, oriunda de Sinaloa.
Tan cansada de estar encerrada entre las paredes de su vivienda, un día Byanca sacó todas las cosas de su cuarto, las puso en el pasillo y le dijo a toda su familia que se mudaría a una casa con alberca.
Carrasco dice que incluso están preparados para un confinamiento durante todo el verano, ya que teme por la salud de Byanca: “Ella es de alto riesgo por problemas en el corazón e infecciones”.
Para Basy Maldonado la cuarentena se ha tornado más difícil con sus dos hijos, Oscar, de 9 años, y Sofía, de 4 años, ya que perdió su empleo en un restaurante a causa del COVID-19, y a su esposo le recortaron las horas drásticamente.
“El dinero que entraba nada más alcanzaba para la renta, y como no tenemos papeles, no recibimos ninguna ayuda del gobierno, y tuvimos que pedir comida en los bancos de alimentos”, señala a Efe.
Hay niños que no celebran el Día del Niño al quedar relegado por la rutina del encierro y las obligaciones de la cuarentena, como es cumplir con las clases en línea.
Micky, de 9 años, se levantó tarde sin darle mayor importancia, pero su madre, Fabiola Herbert, trata de conservar las tradiciones latinas con la familia que formó en Estados Unidos.
“Trato que el festejo no pase desapercibido, pidió un pastel de durazno, que es su favorito, y en la tarde se lo haré por su día”, dice.

Deja un mensaje /Leave a Reply