Vendedores de piñatas luchan por mantener tradición de las posadas en México

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México, 21 dic (EFE).- Los vendedores de piñatas, uno de los símbolos mexicanos más reconocidos a nivel mundial, luchan contra el estancamiento y la influencia extranjera por mantener la tradición de las posadas, fiestas que se celebran los nueve días previos a Navidad.

Una muestra es la familia de Vanesa Alcaraz Estrella, que desde hace tres generaciones fabrica estos objetos con cartón, periódico y papel maché al oriente de Ciudad de México, en la calle Agiabampo, donde muestran creaciones que miden hasta tres metros de altura, por lo que la gente suele llamarla la “calle de las piñatas”.

“Cuando estábamos chicos el abuelo era el que las realizaba. Y ya con el tiempo, pues nosotros las fuimos haciendo diferentes y buscándole para que se vean más bonitas”, cuenta a Efe Alcaraz, quien desde hace 12 años está en el negocio.

Las piñatas originales son de siete picos porque cada uno representa un pecado capital y se rompen durante las posadas porque simbolizan la destrucción del “mal”, pero la artesana explica que su familia ahora las hace con más picos para atraer la atención del cliente.

De esta forma, la fabricante siente que ha contribuido a preservar la tradición de las posadas “porque en muchos lados ya no se acostumbra” a hacerlas de la forma tradicional, que consiste en el recuerdo del peregrinaje de María y José hasta Belén con una mezcla de costumbres indígenas y católicas del 16 al 24 de diciembre.

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