Hombres en centro de México se pintan con aceite de auto para pedir buena cosecha de maíz

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Jóvenes participan en el cierre del Carnaval de Xinacates este martes, por calles de la localidad de San Nicolás de los Ranchos, Puebla (México). EFE/Hilda Ríos

Puebla (México), 27 feb (EFE).- Para pedir buen temporal para la siembra de maíz y frijol, los habitantes del municipio de San Nicolás de los Ranchos, perteneciente al estado mexicano de Puebla, centro del país, salieron este martes a las calles caracterizados de Xinacates o Judíos, para bailar a ritmo de la música de banda. 

Los hombres se ‘pintan’ con aceite comestible, aceite quemado de vehículos o con pintura en polvo con aceite, principalmente, para cubrir todo su cuerpo.

En su mayoría, los hombres llevan tenis, bermudas y van desnudos del torso, para poder presumir un sólido color, entre ellos, plata, negro, rojo, azul o rosa, colores que salen de lo tradicional pero que los jóvenes han adaptado para ser y verse diferentes.

Algunos le ponen más creatividad y se crean penachos, escudos, compran máscaras de sus personajes favoritos o de luchadores, para hacer más vistoso, pero también extenuante, el desfile que realizan por las calles principales del municipio. 

Como lo marca la tradición, evocan a la naturaleza para que llegue las lluvias, para que la siembra pueda tener un crecimiento óptimo, es decir, para que en el mes de agosto se tenga una buena cosecha. 

Unida a esta tradición aprovechan para realizar su fiesta mundana correspondiente a la Semana Santa. Los danzantes son de diferentes edades y actualmente los jóvenes llenan las calles haciendo que esta tradición se mantenga viva al paso de las generaciones. 

Julio César Meléndez Morales, Xinacate que representa al dios azteca Quetzalcóatl, Serpiente emplumada, compartió con EFE que ha sido parte de esta tradición durante 15 años con vestuarios diseñado por él y en esta ocasión realizó un penacho con plumas de color azul, escudo y una máscara con forma de cráneo para poder representar a la Serpiente Emplumada. 

“Participo por gusto, por diversión, es una tradición que viene desde nuestro abuelos, papás, que ellos nos han venido dejando, yo siento que es algo bonito salir, por todo el pueblo a bailar”, expuso. 

Manuel Ramírez, Judío vestido de personaje Maya compartió que lleva participando dos o tres años, pensado en que su familia le ha comentado que bailar ayuda al campo, por lo que sale a pedir por las tierras de su familia y que llegue lluvia. 

“Lo que yo represento es un Maya, que sale para pedir porque lleguen las lluvias a nuestros campos y sigan prosperando. Cada año que salimos empieza a llover más tarde y eso significa que si es cierto que nosotros bailamos y que ayudamos a que vengan buenas lluvias a nuestros cultivos en el campo”, apuntó. 

Los hombres prácticamente bailan a los pies del volcán Popocatépetl, activo desde hace algunos años, y le piden a la madre naturaleza una buena cosecha, ya que el municipio vive de la producción de frijol y maíz, principalmente.

A esta tradición se le conoce popularmente con distintos nombres, como la Feria de ‘Los Pintados’, ‘Los Tiznados’ o ‘Los Judíos’, pero con el que la mayoría se identifica y que fue usado por los precursores de esta tradición fue el de los Xinacates.

Según los participantes, esta costumbre se realiza desde hace 200 años, pero antes se pintaban con manteca de cerdo y ceniza, debido a que no había otros materiales.

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