Prohibido el baño en los “elefantes blancos”

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La española Anni Espar Llaquet y la canadiense Verica Bakoc durante el partido de cuartos del mundial Acuático en Doha. EFE/EPA/YURI KOCHETKOV

Francisco Ávila

Doha, 16 feb (EFE).- En arquitectura un ‘elefante blanco’ es una construcción gigantesca, de un coste desmesurado y que queda obsoleta poco tiempo después, sobre todo después de una gran competición deportiva. Su mantenimiento es insostenible económicamente, también su dificultad de uso, y pasa a convertirse en un cadáver inmobiliario.

Por eso, desde hace un tiempo, en las grandes competiciones de natación las piscinas son temporales. Instaladas en grandes recintos para aprovechar el aforo, pero desmontables una vez acabados los eventos y trasladadas para uso posterior de la comunidad allí donde se necesita para uso diario. Es lo que ocurrirá con las piscinas instaladas en el Aspire Dome de Doha para este Mundial de Natación.

El uso del término ‘elefante Blanco’ nació en el antiguo reino de Siam, hoy Tailandia. Cuenta la leyenda que el rey regalaba elefantes albinos a sus cortesanos con los que no tenía buena relación. Era una forma de castigo. Esos animales se consideraban sagrados y su mantenimiento era muy caro. No servían para trabajar y eran muy costosos de mantener, así que suponían un problema para el receptor del presente. No podían rechazar el envenenado regalo que recibían y muchas veces les llevaba a la ruina.

Prácticamente así acabó el estado canadiense, que tardó 30 años en acabar de pagar la deuda generada por la organización de los Juegos Olímpicos de 1976 en Montreal. En 2006 y a base de impuestos directos a los ciudadanos pudieron liquidar los 2.400 millones de dólares de deuda generada. Solo el estadio olímpico, que acabó obsoleto en poco tiempo, fue presupuestado en 400 millones y acabó convirtiéndose en un gasto de 1.400 millones.

En Grecia, para los Juegos Olímpicos de 2004, la deuda generada le llevó a una crisis económica que se agravó por la crisis mundial de 2008 y obligó al Estado a pagar buena parte vendiendo islas paradisíacas y puertos deportivos a ciudadanos extranjeros.

No será el caso en este Mundial acuático, en un país como Catar que para la organización del último Mundial de Fútbol gastó 220.000 millones de dólares, según datos de diferentes analistas extranjeros. En este Mundial de los deportes acuáticos ha decidido instalar las piscinas en el Aspire Dome, una instalación multifuncional que aloja cuatro piscinas provisionales construidas a cargo de Myrtha, una empresa italiana, socia de World Aquatics desde 2009, y que ha fabricado e instalado esas cuatro piletas, además de otra más para el ‘high diving’ en el puerto viejo de Doha.

El Aspire Dome es un estadio de última generación de 40.000 metros cuadrados que corrió a cargo del renombrado arquitecto Roger Tallibert, el mismo que diseñó el parque acuático en Montreal. El director general de Myrtha Pools, Roberto Colletto, comenta que para estos Mundiales la empresa italiana proporciona piscinas de competición y entrenamiento para natación, waterpolo, natación artística y ‘high diving’.

“La tecnología exclusiva de Myrtha permite transformar un estadio o una pabellón polideportivo en un centro acuático. De este modo, las federaciones internacionales pueden disponer de una capacidad de público y un escenario a la altura del evento. Además se evita construir “elefantes blancos” y se queda un legado positivo, ya que la estructura de la piscina al terminar el evento puede reinstalarse en centros permanentes y adaptados a los ciudadanos”, cuenta el CEO de la multinacional italiana.

Están fabricadas con una tecnología modular de acero inoxidable, la misma que se utiliza para las instalaciones permanentes, pero han sido construidas en menos tiempo y con menos costes. Después de la competición, estas piscinas se reinstalarán en centros acuáticos permanentes para uso comunitarios, no solo competitivos, y su destino será Oriente Medio, seguramente Baréin o Arabia Saudí.

La piscina de ‘high diving’ es diferente a las anteriores. Instalada en el Puerto Viejo de Doha, es una de las más profundas que se han construido nunca para un evento temporal. Tiene 6 metros de profundidad y sus 15 metros de envergadura será la “diana” de los saltadores de altura, que saltan desde plataformas situadas a 27 o 20 metros por encima de la superficie de la piscina.

Para construir todas estas piscinas en Doha, Myrtha ha utilizado 61.500 pernos y anclajes para ensamblar los paneles, contrafuertes, puntales y armazón de base; 69,9 toneladas de componentes de acero inoxidable y se han utilizado 11.685 m3 de agua para llenar las piscinas.

Para los grandes acontecimientos acuáticos de este 2024 se seguirán utilizando instalaciones temporales. Una de las principales será en Indianápolis, donde se celebrarán las pruebas de selección estadounidenses de natación. Serán en el Lucas Oil Stadium, sede de los partidos de los Colts de Indianápolis de la NFL. Se reducirá la capacidad de los 70.000 espectadores originales a los 30.000.

También en los Juegos de París, la instalación principal será de este tipo. Será en el estadio de La Défense, que puede albergar entre 18.000 y 20.000 espectadores y es donde se celebrarán las pruebas de natación y algunos partidos de waterpolo.

La otra es un Centro Acuático, que será la única instalación deportiva permanente de este tipo que se construirá y que acogerá las pruebas de natación artística, algunos partidos de waterpolo y la competición de saltos de trampolín. Esta instalación cubrirá posteriormente las necesidades de la zona de Sena-Saint-Denis y también podrá albergar competiciones nacionales e internacionales. Será una instalación modular, con 5.000 de capacidad durante los Juegos y 2.500 posteriormente.

Pero eso es una excepción. El futuro se basa en instalar piscinas temporales puntualmente para grandes competiciones y una vez acabadas utilizarlas para usos comunitarios. Así ha ocurrido últimamente en Las Vegas, Tokio, Split, Fukuoka y también ocurrirá con estas piscinas en el Aspire Dome o las de la Defense en París, que seguramente se reinstalarán en Sevran, Pierrefitte-sur-Seine y Bagnolet, todos ellos suburbios de la zona norte de París.

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