Pablo Sainz, música contra “las guerras que sacan el ego del mundo”

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Nueva York, 27 mar (EFE).- El maestro de la guitarra clásica española, Pablo Sáinz Villegas, que acaba de publicar un nuevo disco, asegura en una entrevista a Efe que siente un profunda tristeza por el conflicto armado de Ucrania y lamenta que las guerras representan lo opuesto a su proyecto de vida: unir a las personas.

“Mi propósito como músico es el de unir, y las guerras separan. Las guerras sacan el ego del mundo, el ego de las personas y la destrucción, la muerte”, explica por teléfono Sáinz que el próximo 2 de abril ofrecerá un concierto en el teatro Kaufmann de Manhattan donde interpretará las piezas clásicas que el riojano recoge en su último disco “El alma de la guitarra española”.

Sáinz, de 44 años, que lleva viviendo en Nueva York desde 2001, incide también en los peligros de la ideologías: “Esas ideologías son las que nos separan, y la música une, el arte une, porque la música no se expresa en dualidades y la ideología y el ego sí”, zanja el guitarrista español.

Y es que recuerda que cuando a los siete años sintió por primera vez “la magia” de subirse a un escenario en su Rioja natal, ya quedó marcada para siempre su relación con la música.

Fruto de ese embrujo, se dedicó a tocar “piececitas de niñez” en residencias de ancianos para solaz de sus residentes, lo que -declara- sembró la semilla que germinó en 2006 en su proyecto “El Legado de la Música sin Fronteras”, a través del que ha actuado para miles de niños en todo el mundo.

Su objetivo: “Buscar un propósito de cambio social y cambiar el mundo a través de la música”, comenta el artista, que reconoce la influencia del concepto de filantropía y de la necesidad de “devolver” parte de lo recibido a la comunidad, una idea presente en la cultura estadounidense.

LA PANDEMIA Y EL REGRESO A LAS RAÍCES

Para Sainz, los dos años de pandemia y sobre todo, los siete meses en los que se vio forzado a cancelar todas sus actuaciones por las restricciones, han sido “catárticos”. 

En ese tiempo, el guitarrista, a quien se ha llegado a comparar con Andrés Segovia, empezó “de forma natural” a ofrecer conciertos en las redes sociales.

“Eso te hace reconectarte, cambiar el ritmo de tu vida, replantearte y pensar sobre todo lo que está pasando como ser humano y como músico”, apunta, después de confesar que la situación le forzó a enfrentarse a sus propios miedos.

Pero esos meses, también le recordaron su propósito y le reconectaron con España, donde pudo tocar por primera vez ante un auditorio en vivo.

“Para mí ha sido también un reencuentro con mis raíces, ya que llevaba más de 25 años viviendo fuera de España y también ha sido ese volver a disfrutar y volver a reconectarme con mi voz”, cuenta.

Esa catarsis insiste, le sirvió también para crecer como ser humano.

“El Pablo Sainz Villegas de ahora es un Pablo en su madurez que ha pasado y ha explorado sus propios miedos y sus propias dudas y esa catarsis a través de los años pasados me ha hecho renacer como el ave fénix de mis propias cenizas para reencontrarme con la certeza de quien soy, de cual es mi voz, de reforzar mi propósito y abordarlo con más determinación”, agrega.

Una determinación que no es otra que llevar la música a la gente para que “en cada nota vean reflejada la mejor versión de ellos mismos”, para “regalar esperanza, empatía e inspiración”.

UNA “CATEDRAL MUSICAL” Y UN FESTIVAL

Fruto de la pandemia nació su último disco “El alma de la guitarra española”, que grabó en el verano de 2020 y el Rioja Festival, una idea suya que se plasma en una primera edición se celebrará entre el 14 y el 22 de mayo, con él en la inauguración y la soprano Ainoha Arteta en la clasura.

En su disco, que llevará al escenario de la sala neoyorquina Kaufmann, interpreta trabajos de los grandes de la guitarra clásica, desde Enrique Granados a Joaquín Rodrigo, pasando por Isaac Albéniz y Francisco Tárrega. 

“Esta colección de piezas son las piezas cumbre que han hecho universal la guitarra española y forman parte del imaginario musical de muchísimas personas (…). Son piezas musicales que de niño solía tocar y que en algún momento deseaba grabar porque son como nuestro abecedario, la catedral musical de la guitarra clásica española”, explica.

Cada una de las piezas habla de su niñez, su juventud y su madurez y le hacen recordar el “legado, las raíces y la tradición” de maestros como Narciso Yepes o Andrés Segovia, que hicieron la guitarra universal.

Y sobre el Rioja Festival afirma que es un evento “por y para los riojanos, pero con una vocación internacional de poner a La Rioja en el mapa como un destino cultural de turismo para celebrar todo lo que La Rioja tiene que ofrecer”.

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