El espíritu de King, 50 años después: la pobreza persiste, la lucha revive

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Washington, 14 may (EFE).- “Campaña de la Gente Pobre”, era el nombre del movimiento impulsado por Martin Luther King en 1968. Ahora, cincuenta años después, el espíritu del líder de klos derechos civiles guía una campaña homónima que busca combatir y reflejar la compleja realidad de la pobreza en el país.
Tras el 50 aniversario del asesinato de King -el 4 de abril de 1968-, también se cumplen cinco décadas del movimiento que fue organizado por él antes de morir, el mismo que hoy inspira una campaña nacional que busca el “resurgir moral” de la sociedad estadounidense para poner el foco y paliar la desigualdad.
“Las cosas no han mejorado lo suficiente y para mucha gente incluso han empeorado en los últimos 50 años”, incidió en una entrevista con Efe Liz Theoharis, codirectora de la iniciativa, que con cuarenta días de acciones colectivas pretende introducir en la discusión pública la necesidad de combatir la pobreza.
La pastora presbiteriana explicó que sus eventos buscarán reflejar las múltiples vertientes que afectan a los más pobres, representadas en cinco ámbitos: “El racismo sistemático, la pobreza estructural, la devastación ecológica, la economía de guerra y militarización y la narrativa de la moralidad del nacionalismo religioso”.
Ninguno de estos factores pueden disociarse del otro, sino que los impactos de cada uno afectan directamente al siguiente en una realidad en la que 140 millones de personas están cerca o bajo el umbral de pobreza, según estimó la líder del movimiento.
“Estamos viviendo una crisis de enormes proporciones (…). Tenemos que salir a la calle para decir que no lo permitiremos más, nos vamos a organizar para hacerlo mejor”, indicó.
El movimiento, que no ha dejado de latir de diferentes formas en los últimos años, comenzó a concretar su acción para 2018 poco antes de las elecciones presidenciales de 2016, en las que fue elegido Donald Trump: “Esto no es un problema solo de Donald Trump; él es un síntoma de una realidad mucho más grande que él”.
“Queremos cambiar de esta narrativa de la moralidad a las necesidades humanas, (…) organizando desde abajo”, subrayó Theoharis, quien consideró que la comunidad latina es uno de los colectivos más afectados por los efectos de la pobreza en el país, al contar con un 65 % de población viviendo por debajo de las condiciones necesarias, según cifró.
De hecho, uno de los elementos que centran los reclamos de la plataforma es el derecho a voto, ya que consideran que actualmente existen menos derechos para ejercer el sufragio que en 1968.
“Permiten a extremistas ser elegidos mediante la supresión de votantes y manipulaciones raciales y utilizar su poder para herir a personas de todas las razas”, reza su manifiesto de demandas.
Para la pastora, la “Campaña de la Gente Pobre” es más que una coalición de organizaciones, ya que “no es para un momento, sino para ser un movimiento” no partidista que quiere “unir a las personas más allá de la religión, más allá de cada problema concreto”.
Theoharis reconoció que uno de los objetivos que se fija el movimiento es el de influir en las elecciones legislativas y presidenciales venideras, aunque advirtió de que la plataforma “no servirá para lanzar la candidatura y reelección de ningún político”.
“Queremos impactar en las elecciones legislativas y presidenciales, pero esto va sobre organizar a la gente normal, a la gente pobre, cambiando los temas de los que nuestro país habla”, resaltó la codirectora, quien señaló que “quien coordina y habla en las acciones son personas afectadas por estas injusticias”.
Con la meta de lograr un “renacimiento moral”, la “Campaña de la Gente Pobre” se extenderá a lo largo de cuarenta días, en los que tendrán lugar decenas de acciones en protesta por la pobreza estructural en la sociedad estadounidense desde diferentes ópticas.
Entre las perspectivas que abarca la iniciativa se encuentran, la mayor vulnerabilidad de niños, mujeres y personas con discapacidad, el vínculo sistemático entre racismo y pobreza, la violencia con armas de fuego, el derecho a la sanidad y la educación o la protección del medioambiente.
Las movilizaciones, que se extenderán a lo largo de más de una treintena de estados del país y que tendrán a Washington como epicentro, culminarán el próximo 23 de junio con una jornada bautizada por la organización como “Día Mundial de la Solidaridad”, que incluye una marcha en la capital y que será apoyada por otros movimientos internacionales.

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