El tamal, ese trabajado platillo que salva la Navidad a miles de inmigrantes

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Orlando (FL), 23 dic (EFEUSA).- La ardua labor en la preparación de tamales comienza desde la medianoche y madrugada de cada día del año, pero durante las fiestas decembrinas esta tarea se incrementa ante la alta demanda de este platillo que no falta en las mesas navideñas para mitigar la añoranza del país natal.
“¡Hasta soñé con los tamales!”, expresa una cocinera ajetreada mientras trabaja en una de las tiendas panaderas mexicanas más afamadas del centro de Florida, “Garcia’s Bakery”.
Y su afirmación la basa en números, pues estos días deben tener listas y remojadas miles de hojas de tamal, cocer y sazonar aproximadamente 440 kilos de carne de puerco y 440 kilos de pollo, para proceder a deshebrarlos y guisarlos con chiles rojos, tomate verde, cebolla, y otros ingredientes de una secreta receta.
Pero cuenta que además tiene que preparar el picante, litros de salsas, tanto verde como roja, y todo debe estar listo 24 horas antes del día de la venta.
Por todo ello, es común hallar a la familia García en la cocina a las dos de la mañana y alrededor de las cuatro de la madrugada ver llegar a María García, la abuela que ha cobijado dicha tradición, y quien le da el visto bueno al proceso tamalero.
Dichos empleados son su familia, hijos y nietos. Todos amasan y guisan.
“Necesita uno trabajar mucho para poder vivir. Tengo 40 nietos”, asegura a Efe García, quien radica en Estados Unidos desde hace cuatro décadas y quien recuerda que el patrimonio gastronómico lo inició con su marido, quien falleció hace tres años.
Pero esta familia asentada en Florida no está sola.
Según cifras proporcionadas a Efe por Gustavo Dueñas, Representante de la Industria Restaurantera y Desarrollador Gastronómico en México y el extranjero de la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac) mexicana, hay más de 90.000 tiendas y negocios que venden tamales en Estados Unidos.
Es en los estados de Texas y California donde la presencia es mayor, y en ciudades como Los Ángeles y Chicago existen pequeñas fábricas cuya producción diaria es de 50.000 a 100.000 tamales diarios.
También según la Canirac, del total de los negocios en la industria estadounidense de tamales, el 22 % son propiedad de dueños mexicanos y el 78 % restante pertenece a nacionales.
Al igual que todos estos negocios, la familia García aprovecha las fiestas navideñas, ya que la fecha de venta mayor es en Nochebuena, cuando aproximadamente se venden 3.000 tamales en tan sólo un día.
A pesar de este elevado número, García asegura que elaborar el producto tradicional requiere que se haga con amor, pues “parte de la historia de los mexicanos son los tamales y nos gusta hacerlos porque es parte de nosotros”.
Otros trabajadores, inmigrantes mexicanos, también se han integrado a la tripulación culinaria de los García, y en esta ocupada temporada navideña varios empleados se han convertido en una especie de Santa Claus migrantes que venden tamales, en un esfuerzo que agradecen sus clientes.
“El mejor regalo es sentirse como en casa, aunque esté lejos, y nos la pasamos a gusto con los tamalitos. El regalo de nuestro Santa mexicano para no extrañar tanto”, asegura una de sus clientas, Teresa Barba, mientras sonríe y seca con la manga derecha del sueter sus ojos humedecidos por la añoranza.
Incluso algunos clientes norteamericanos han aprendido a hablar lo justo en español para comprar el platillo popular. “Los tamales bueno, buenos, mucho, mucho”, asegura Anthony, un hombre jubilado del sector de la construcción.
Y es que el gusto por los tamales ha llegado también a los paladares estadounidenses, indicó esta abuela oriunda de San Luis Potosí.
“Primero no teníamos clientes norteamericanos, sólo teníamos uno o dos, y ahorita ya tenemos gran cantidad”, agrega García, quien, mientras platica, embadurna la masa en las hojas de tamal, junto con sus nietas y trabajadoras.
“Estoy orgullosa de mis abuelitos, tía y agradecida de todo el trabajo que tenemos, gracias a Dios, hacemos muchos tamales y estos días son los mejores”, comenta Brisa Cantú, una de las jóvenes nietas de María. “Nos da gusto que los clientes comenten como por ejemplo ‘You have the best tamales’ (Tenéis los mejores tamales)”.

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