Érase una vez… una princesa “drag” atacada en una librería de EEUU

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EFE/EPA/RUNGROJ YONGRIT

Washington, 27 feb (EFE).- Las librerías en Estados Unidos se han convertido en el último campo de batalla de la lucha por la igualdad en la comunidad LGTBQ+. Entre cuentos y canciones infantiles, es un espacio poco probable para la amenaza al colectivo, que en los últimos tiempos se ha convertido en blanco de la extrema derecha.
La “drag queen” Charlemagne Chateau es una de las cuentacuentos cuya hora de lectura en la que iba vestida de princesa se vio interrumpida recientemente por las intimidaciones del grupo de ultraderecha Proud Boys.
Miembros de esa organización anti-LGTBQ+ gritaron eslóganes tránsfobos e insultaron a los padres de los niños que participaban en esa actividad en la librería “Loyalty” en Silver Spring (Maryland), en las afueras de Washington DC.
Una situación que lleva repitiéndose en varios estados del país.
“El propósito de los Proud Boys es especialmente intimidar y aterrorizar a las familias; y odio admitir que es algo efectivo”, explicó a EFE Charlemagne, quien cuenta que con su hora de lectura solo pretende enseñar a los niños que “pueden vestir como quieran y mostrarse al mundo de cualquier manera que ellos sientan”.
Esta no es la primera vez que Charlemagne ve su actividad turbada por los anti-LGTBQ+, puesto que ya vivió un incidente similar en otra librería en junio pasado.
A estos se suman diferentes altercados en sesiones de cuentacuentos “drag” en otros estados como Nevada, donde en junio pasado uno de los ultraderechistas iba armado con un rifle, o Massachusetts, donde manifestantes llevaron pancartas en diciembre con el mensaje “las ‘drag queens’ son pedófilas”.
Lo cierto es que durante el año pasado la mayoría de ataques al colectivo LGTBQ+ por parte de los Proud Boys iban dirigidos contra eventos de personas “drag”. La Alianza de Gays y Lesbianas contra la difamación (GLAAD, en inglés) calcula que hubo unos 141 casos de violencia en 2022 contra esta parte de la comunidad.
La amenaza violenta sigue al alza y algunos cree que es el precio a pagar por haber ganado visibilidad durante los últimos años, como apunta Mónica Trasandes, representante de GLAAD.
“Se trata de una reacción a nuestra visibilidad y a los reconocimientos legales que hemos podido lograr”, señala a EFE Trasandes.
El director ejecutivo del Centro Nacional para la Igualdad Transgénero (NCTE, en inglés), Rodrigo Heng-Lehtinen, coincide con esta idea: “En la historia siempre hemos visto que, cuando una comunidad ha sido marginada y se vuelve más visible, hay una respuesta negativa o reacción violenta contra estas personas, eso no es único para personas del colectivo”.
En concreto, el 40 % de las protestas de los Proud Boys en 2022 tenían un discurso anti-LGTBQ+, mientras que el año anterior solo comprendía el 8 %, según el Proyecto de Datos de Eventos y Ubicación de Conflictos Armados (ACLED, en inglés).
De hecho, otro de los colectivos más afectados por este clima de hostilidad son las personas transgénero, con el pico de violencia situado este último año en al menos 32 asesinatos por su condición, indica el informe anual de la Campaña Derechos Humanos.
Trasandes pone de relieve que “el 90 % de norteamericanos conocen a alguien de la comunidad LGTBQ+”, pero en el caso de las personas transgénero baja a un 20 %, lo que da campo abierto a los extremistas para difundir mentiras sobre este colectivo; unas falsedades que pueden llegar más lejos a causa del desconocimiento generalizado.
Otra de las últimas dianas de los anti-LGTBQ+ en EE.UU. son los hospitales infantiles, bajo amenaza por la desinformación en redes sociales acerca del tratamiento de jóvenes transexuales en esos centros.
La Campaña Derechos Humanos recoge que los anti-LGTBQ+ amenazaron de muerte a empleados y personal médico de al menos 24 hospitales infantiles en 21 estados. Este discurso de odio en plataformas como Twitter resultó en amenazas de bomba a hospitales, poniendo en peligro a menores y sus familias, además de sus tratamientos.
Este fue el caso del Hospital Infantil de Boston, después de que una cuenta de Twitter llamada “Libs of TikTok” difundiera la falsedad de que el centro hacía histerectomías -una cirugía para extirpar el útero- a menores transgénero. A partir de eso, sus seguidores empezaron a acosar al hospital, que tuvo que retirar vídeos educativos sobre la afirmación de género e información de sus servicios.
El centro sanitario llegó a recibir una amenaza de bomba en agosto pasado, por lo que tuvo que cerrar temporalmente.
“Si empiezan a tratar de censurar los hospitales, va a haber otra vez depresión entre los jóvenes que se sienten perdidos”, avisa Trasandes, que se preocupa por una subida de la ya alta tasa de suicidios entre personas de la comunidad.
Asimismo, la “drag queen” Charlemagne critica la “retórica de los políticos conservadores” que lideran los proyectos de ley anti-LGTBQ+: Actualmente, se han presentado más de 300 propuestas en legislaturas estatales en contra de los derechos del colectivo.
De acuerdo a GLAAD, aproximadamente dos tercios de estos borradores de ley atacan directamente a las personas transgénero, mientras que 26 de ellos buscan limitar o prohibir los espectáculos “drag”.
Precisamente, los legisladores de Tennessee aprobaron el jueves un proyecto de ley que restringe las actuaciones “drag” en público o delante de menores, que podría convertir al estado en el primero en prohibir ese tipo de espectáculos, si el gobernador republicano Bill Lee aprueba finalmente la medida.
Pese a estas agresiones continuas a los derechos de los LGTBQ+, la comunidad lo tiene claro. “Me niego a dejarme intimidar por un puñado de hombres inseguros”, constata Charlemagne, decidida a seguir dedicando horas de lectura a los niños que acudan a las librerías.

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