Reducir la dependencia eléctrica de Puerto Rico puede ayudar a la salud

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Miami, 16 feb (EFE).- Científicos de Florida y de Puerto Rico estudiarán con una subvención de 3 millones de dólares el uso de energía solar para reducir la vulnerabilidad desde el punto de vista de la salud de poblaciones que dependen totalmente de la energía eléctrica en la isla caribeña.

Los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de EE.UU. otorgaron esa cantidad para un estudio de cinco años que realizarán Mark Padilla, Sheilla Rodríguez-Madera, Nelson Varas-Días y Kevin Grove, de la Escuela Steven J. Green de Asuntos Públicos e Interacionales (SIPA) de la Florida International University (FIU).

También trabajarán en este estudio Arturo Massol-Deyá, de Casa Pueblo, y científicos de la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez.

El objetivo es demostrar el impacto positivo en la salud de la independencia energética a través del acceso directo a la energía solar, que ya ha comenzado a aparecer en la isla gracias a Casa Pueblo, una organización comunitaria sin fines de lucro.

“Cuando el huracán María azotó a Puerto Rico en 2017, demostró el impacto catastrófico que los desastres naturales y una red eléctrica envejecida podían tener en las poblaciones más vulnerables, muchas de las cuales dependen de la electricidad para recibir atención médica vital”, señala hoy un comunicado de FIU.

Según Padilla, uno de los científicos de FIU implicados en este proyecto, “la investigación podrá proporcionar un modelo basado en la evidencia de cómo salir de la red y establecer las mejores prácticas para este trabajo”.

También medirá los efectos precisos sobre la salud y el bienestar de toda la comunidad y documentará el alcance geográfico de estos efectos.

Puerto Rico enfrenta cortes de energía frecuentes debido al daño a su red eléctrica causado por desastres naturales y estos apagones aumentan las muertes de puertorriqueños mayores, que ya son de por sí más vulnerables en caso de desastres naturales.

Los puertorriqueños de 50 años o más representan una gran proporción de pacientes con enfermedades crónicas como enfermedades renales, respiratorias y diabetes.

La diabetes, por ejemplo, tiene una prevalencia que es un 50 % más alta en la isla que en los EE.UU. continentales, y una tasa de mortalidad asociada tres veces mayor, según un estudio reciente.

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