En busca de solidaridad para sobrevivir

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Maniquí de costurera junto a la modelo que lleva pichi corto en mil rayas y camisa blanca, en el desfile de la colección de David Delfín para la temporada Otoño-Invierno 2007-08, presentada en la Pasarela Cibeles.- EFE/Javier Lizón/Archivo

Los Ángeles, 11 may (EFE News).- Madre soltera con tres hijos, víctima de violencia doméstica, costurera de profesión y residente en uno de los barrios más humildes de Los Ángeles. Esa es la rápida descripción de Raquel Lezama, una mujer mexicana que, como cientos de necesitados en tiempos de pandemia, ha tenido que recurrir a las redes en busca de ayuda para sobrevivir.
“Se me vino el mundo encima”, recuerda Raquel con semblante nervioso, al recordar el momento en el que tuvo que decir a sus tres vástagos de 19, 13 y 8 años que había sido despedida de la noche a la mañana en medio de una de las peores crisis económicas de la historia reciente.
Ante esta situación, una de sus amigas le explicó que existía una plataforma virtual, GoFundMe, que servía para colectar fondos con algún objetivo, ya sea personal o profesional, a través de donantes de todo el mundo. En su caso, el fin era la supervivencia de ella y de sus tres niños.
HERMANDAD VIRTUAL
Cientos de personas de todo Estados Unidos han acudido en las últimas semanas a ese sitio web para pedir auxilio ante la debacle económica provocada por la crisis sanitaria del COVID-19, que ha provocado más de 79.500 muertes y casi un millón y medio de contagios en el país.
Dos de los afectados fueron los hermanos Alvarado, que viven en Manassas (Virginia), al otro extremo del territorio nacional.
“Han sido tiempos difíciles para nuestra familia, mi hermano y yo dimos positivo al coronavirus, lo cual nos ha imposibilitado para trabajar. Mi abuela y mi madre estuvieron mal también, pero ellas están en recuperación. Un consejo, protejan su familia, permanezcan en casa”, reza el mensaje de socorro de Henry Alvarado.
Otras familias, como los Golden de Tampa, en Florida, encaran ahora gastos de funerales para enterrar a sus seres queridos.
“Mi hermano James Golden falleció la semana pasada por el desagradable coronavirus y los gastos del funeral son de 3.000 dólares, que mi madre pagó para cubrir los gastos y brindarle un servicio digno cuando el tiempo lo permita. Cualquier ayuda es bienvenida”, dice en su petición de ayuda Patsy.
EL BANCO Y EL CASERO, OTRA HISTORIA
Además de los gastos de comida, Raquel tiene que pagar cada mes el alquiler de su modesto apartamento y hacer frente al crédito de su coche de segunda mano, un bien casi indispensable para trabajar en una ciudad con las distancias que tiene Los Ángeles, una urbe poco amiga del transporte público.
La entidad que le financió su coche, que educadamente Raquel no quiso mencionar, le ofreció una moratoria de 60 días en el pago de sus cuotas, a excepción de los intereses. “¿Entonces, dónde está la ayuda?”, se pregunta de manera retórica.
Su casero, por otro lado, tampoco tuvo un gesto con la familia mexicana, ni de rebaja del precio ni de una suspensión temporal de pagos de la renta.
SOLA ANTE LA PANDEMIA
Sin hermanos, ni padres ni tíos, Raquel ha educado y cuidado de sus hijos sola, con la única ayuda de una niñera que está con ellos durante las largas jornadas de trabajo de la mexicana en un conocido hotel de la ciudad angelina.
Fue por eso que en el momento de quedarse sin ingresos tuvo que acudir inmediatamente a centros donde dan comida gratis a familias necesitadas de la zona sur-centro de Los Ángeles, más de dos horas de cola mediante. El siguiente paso fue explicar su historia en las redes.
Gracias a los 6.000 dólares recolectados en dos semanas, la familia Lezama pudo seguir haciendo frente al pago del alquiler, el crédito del coche y el seguro de vida de Raquel, que paga cada mes una cuota importante por si le ocurre alguna cosa y sus hijos se quedan desamparados, sin madre.
“Y tengo que guardar porque yo no sé cuánto tiempo voy a estar así o hasta cuándo voy a poder regresar a mi trabajo”, argumenta ahora con una sonrisa Raquel, que dice sentirse “bendecida” por la ayuda de los casi 40 donantes que contribuyeron a alcanzar el objetivo establecido.

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