Phoenix, 26 feb (EFE News).- Son agentes fronterizos y están acostumbrados a vivir situaciones extremas, pero, aun así, hay uniformados a los que el trato que a menudo reciben los migrantes cuando permanecen detenidos, especialmente los niños, les genera sentimientos de culpabilidad, estrés y numerosos traumas.
Un agente de la Patrulla Fronteriza (CBP) sector de El Paso al que llamaremos Fernando, nombre ficticio por cuestiones de privacidad, llega a casa y ve a sus propios hijos jugando en la seguridad de su hogar.
Es incapaz de abstraerse, de dejar atrás lo que ha visto y vivido. En su mente está presente el trato que reciben los menores migrantes que mantienen detenidos en la frontera sur.
En ocasiones ha querido doblar turno para no dejar a las familias migrantes en custodia de otros oficiales que califica de “racistas”, pero el desgaste físico y emocional es mayor a sus fuerzas.
Pero no es el único, Fernando dice que los casos de oficiales fronterizos que sufren estrés o algún trauma psicológico es “grande”.