José R. Ralat tiene la última palabra como el primer editor de tacos de USA

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Dallas, 6 feb (EFE News).- El platillo más representativo de la cocina mexicana es quizás el taco. Semejante honor mereció tener una sección propia en la revista Texas Monthly, una de las más antiguas y de mayor circulación de Texas, quien nombró a José R. Ralat como el primer editor del país de un departamento de tacos.

A pesar de haber nacido en Arecibo (Puerto Rico) y criado en varias ciudades de EE.UU., el ahora residente en Texas es todo un especialista en tacos, aunque entre sus funciones figuran también el escribir de otros manjares de la comida mexicana en sus crónicas, críticas gastronómicas y columnas semanales.

“Describir la cultura, la historia del platillo, sus ingredientes, el lugar donde los sirven y quiénes los preparan es también importante”, dice Ralat.

Para ese efecto, viaja por todo el estado en busca de los mejores restaurantes y establecimientos donde sirvan toda clase de tacos, desde Oak Cliff, el barrio hispano de Dallas donde está su casa, hasta Midland, Odessa, El Paso, Austin, San Antonio, Corpus Christi y Houston, entre otras.

Pero prefiere visitar los lugares asignados de incógnito primero, sin avisar de su presencia para que exista objetividad y no haya consideraciones que alteren el producto que será materia para sus escritos.

Apreciar la manera en que se dedica a probar los platillos es una faena que no pasa desapercibida. Utiliza los sentidos del gusto y el olfato al tiempo que cierra sus ojos y afila sus dedos empuñados en las tortillas de maíz o harina de trigo, según sea el caso. Los pide de toda clase; tacos de carne de cerdo o de res cocida en manteca, con alguna salsa o crema especial picante.

A Ralat le incomoda que exista una concepción incompleta de lo que es el taco y lo que representa, a pesar de no ser ni mexicano ni nacido en el estado de Texas.

Su pasión por la comida de ese país nació en Nueva York, cuando empezó a salir con la que ahora es su esposa, nacida en Texas con raíces mexicanas.

Ella, dice Ralat, le preparaba unos deliciosos tacos de tortilla de harina con chorizo mexicano al que le colocaba un chorro de queso americano durante los desayunos.

Juntos incursionaban en algunos rincones gastronómicos de la Gran Manzana, donde Ralat descubrió el gran sabor de los tamales oaxaqueños bañados en mole y envueltos en hojas de plátano o las enchiladas de queso con salsa o el arroz amarillo con frijoles negros.

Fue entonces cuando se dio cuenta que tenía más que un gran afecto por los tacos. Sus estudios de poesía postmodernista quedaron a un lado y se concentró en su nueva obsesión: escribir sobre la buena comida mexicana.

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