Los secretos detrás de la creación de las máscaras de luchador en México

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México, 27 sep (EFE).- Crear un halo de misterio alrededor del luchador, no revelar su identidad y conservar su incógnita además de dotarlo de otra personalidad son las principales funciones de la máscara de los luchadores mexicanos, cada vez más populares.

“Hay muchos secretos detrás de una máscara”, dice el creador profesional de máscaras de luchadores Pedro Rosas Kenjiro.

Para el “mascarero”, como él mismo se autonombra, una tapa (máscara) se fabrica como si de un traje o unos zapatos de diseñador se tratara.

“Cuando tú ves una máscara de un aficionado, de esas que venden afuera de las arenas, y la de un luchador profesional. Debes notar la diferencia”, asegura el sastre de máscaras, quien a sus 47 años lleva 18 de ellos confeccionándolas.

Además del halo de misterio, un atractivo añadido es el folclor que los colores y el diseño dan a esa prenda, muy popular entre lo conocedores y aficionados, mexicanos y extranjeros, a ese deporte-espectáculo de casi un siglo de existencia.

Las máscaras son tan añejas como la misma práctica de la lucha libre mexicana que llevó a cabo su primera función en la capitalina Ciudad de México el 21 de septiembre de 1933.

Fue un año después cuando se presentó un enigmático luchador llamado “La maravilla enmascarada”, nombre de batalla del gladiador estadounidense “Ciclone” Mackey, quien había estado en la primera función 12 meses antes.

La impresión, sorpresa y conjeturas que surgieron entre los asistentes a aquel combate fueron oro molido para el empresario Salvador Lutteroth, considerado el padre de la lucha libre mexicana, quien de esa manera potenció la directa e indirectamente la creación de personajes.

Este fin de semana, la Consejo Mundial de Lucha Libre, que inició en 1933 como Empresa Mexicana de Lucha Libre, festejará el 86 aniversario de la implantación de ese deporte con una función este viernes en la Arena México en la que habrá dos luchas de apuesta.

En una de esta luchas, siete luchadores apostarán su cabellera en una lucha en jaula y en la otra dos luchadores “microestrellas o minis”, que son luchadores de baja estatura, apostarán también su máscara.

Precisamente, para Kenjiro “una máscara debe ser como un zapato, como un guante de béisbol, es una herramienta de trabajo y debe ser a tu medida exacta”.

Además, debe estar hecha de materiales y una estructura especial para que se acomode a su cabeza y al rostro del luchador, aunque el objetivo siempre es el mismo, proteger la identidad del luchador.

Recuerda que sobre las máscaras de los luchadores existen muchos mitos como aquel que decía que si a El Santo, el luchador más popular y el máximo ídolo en México, le quitaban la mascara, se moría.

Tras su retiro, que ocurrió en 1982, el luchador mostró parte de su rostro en un programa de televisión y posteriormente murió, acrecentando su leyenda.

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