Recuperación de lo robado

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Por Horacio Ahumada. El Mundo US.

En la historia de México desde los tiempos de la victoria, durante la Independencia con los gobiernos subsecuentes al dizque primer emperador de México Agustín de Iturbide donde por falta de información al pueblo, estos abusones empezaron a quererse comer a grandes mordidas al país entero y no geográficamente sino económicamente, al verse que nadie los vigilaba y que los impuestos recaudados estaban ahí frente a ellos, les pico el gusano de la avaricia y empezaron a robar, robar y robar, desde los tiempos de Antonio López de Santa Ana que se reelegía, descansaba un tiempecito y volvía a ser presidente y que prácticamente vendió más de la mitad del país a los Estados Unidos, haciéndole al loco al dejarse perder y capturar en batallas contra forajidos texanos, ni siquiera ante ejército estadounidense donde el vio la gran oportunidad de súper enriquecerse y después de recibir los millones de dólares por la venta de más de la mitad de México.

Nunca los maestros de historia nos dijeron en que fue ocupado ese dinero, si se llevó Santa Ana o fue aplicado a los gastos del gobierno federal, y a mi punto de vista este señor se fue hinchado en dinero al extranjero y jamás le exigieron que lo devolviera. Así que de los años de los mil ochocientos cincuenta y cinco, vino Juárez a tratar de poner un orden en la Leyes de Reforma, pero a su lado había un gran guerrero héroe de mil batallas conocido como el General Porfirio Díaz al igual que el General López de Santa Ana le ataco la enfermedad de adueñarse del poder y la riqueza y por más de 30 años se dedicó a hacer negocios personales junto a la bola de ricos vende patrias que se embolsaron millones y millones de aquella época porque de todas maneras el pueblo mexicano estaba sumido en las peores de las pobrezas y cero educación porque casi el noventa por ciento de la población ni siquiera sabía leer ni escribir y sin recibir informes del gobierno.

Por lo tanto, Díaz huyo del país cuando empezó a ver que el pueblo se levantaba en armas, en un buque que me imagino que llevaba muchísimas maletas y no precisamente con ropa, sino con lingotes de oro macizo en millones y millones de esa época, y tampoco me enseñaron en la escuela que paso con ese oro, donde había quedado, si fue devuelto a México, y hasta la fecha no lo sé.

Acabada la Revolución Mexicana, vinieron una serie de bandidos de cuello blanco que fueron designados, no elegidos presidente de la república mexicana y con los partidos políticos, como ratas empezaron a devorarse las arcas nacionales hasta hoy en día con el anterior llamado Enrique Peña Nieto. Quizás me alcancen los años de vida que me quedan para ver si se pudiese recuperar esos botines históricos, porque finalmente el actual Andrés Manuel López Obrador ha creado el Instituto para devolver al pueblo lo robado. YA VEREMOS SI SE DA ESTE MILAGRO MEXICANO.

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