El impuesto de Seattle sobre las bebidas endulzadas, comúnmente conocido como el impuesto a las sodas, ha recaudado alrededor de $22 millones en el año y medio que ha estado en los estantes. Eso es aproximadamente un 50% más de lo previsto.
Ahora la ciudad está tomando decisiones sobre cómo gastar los fondos y se está convirtiendo en una controversia.
Originalmente, la ciudad acordó redirigir los fondos que recaudó de la devolución de impuestos para los programas de nutrición y acceso a los alimentos, así como para el programa preescolar y un programa de becas.
“Sabemos que los refrescos se comercializan en comunidades de bajos ingresos y que son consumidos de manera desproporcionada por personas de comunidades de bajos ingresos”, dijo Kevin Schofield, quien administra y escribe el blog local Seattle City Council Insight.
“La promesa a esas comunidades era que si vamos a instituir un impuesto regresivo, ese dinero se invertirá nuevamente en esas comunidades”.
