“Quienes no vacunan lo hacen para proteger a sus hijos”

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Naciones Unidas (EFEUSA).- Con solo 18 años, Ethan Lindenberger es el nuevo objetivo de los antivacunas tras desvelar que, nada más cumplir la mayoría de edad, se inoculó contra los deseos de su madre: “Quienes no vacunan lo hacen por la misma razón por la que quienes lo hacen, proteger a sus hijos”, afirma.
“Cuando era pequeño, me decían que las vacunas no eran seguras ni efectivas”, explica el joven en una entrevista con Efe, quien desde que se conociera su historia el pasado noviembre se ha convertido en uno de los más destacados activistas en defensa de las vacunas de Estados Unidos, donde los escépticos son cada día más numerosos.
“Durante la adolescencia empecé a ver pruebas contradictorias y discusiones en internet, algunas de las mayores organizaciones sanitarias como los Centros de Control y Prevención de Enfermedades no estaban de acuerdo con algunas de las creencias en las que crecí: que las vacunas causan autismo o daños cerebrales”, detalla.
Su familia, protestante con fuertes creencias religiosas, y en concreto su madre, se mostraron radicalmente opuestos a las inoculaciones pero la curiosidad de Lindenberger, nacido en 2001, hizo que en noviembre acudiera a foros de internet para preguntar cómo vacunarse.
En diciembre, se inmunizó contra el tétanos, la polio o el sarampión. Y en marzo, testificó frente al Congreso de Estados Unidos para contar por qué se había rebelado contra su familia.
En este país, el movimiento antivacunas ha arraigado con fuerza en un momento en el que el sarampión, enfermedad considerada hasta este año erradicada, se ha extendido a lo largo y ancho de la nación: 1.077 casos hasta ahora en 28 estados diferentes.
Es por eso que Unicef ha puesto en el foco a la desinformación, los engaños disfrazados de información veraz, y ha reclutado a Lindenberger para participar en un acto este viernes en Naciones Unidas con expertos mundiales en el asunto y hablar sobre los peligros de las noticias falsas sobre medicina para la población.
Para Ethan, esto es un orgullo ya que Unicef trabaja directamente con niños y su labor la hace por ellos: “Tengo hermanos que tienen tres y cinco años y si estuvieran en contacto con estas enfermedades podrían perder sus vidas”.

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