El mal estado del césped en la Copa América exaspera desde Godín hasta Messi

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Porto Alegre (Brasil), 24 jun (EFE).- Seco y casi pelado por algunas partes, así es el césped que terminó por desquiciar a Lionel Messi en la Copa América, donde las críticas de los jugadores y técnicos al mal estado de las canchas se siguen sucediendo casi a diario.
“Todas las canchas donde jugamos son muy malas. Es muy difícil jugar así”, espetó Messi al terminar el partido donde Argentina se clasificó para los cuartos de final al vencer por 0-2 a Catar en el estadio Arena do Gremio, de Porto Alegre, cuyo verde se volvía marrón amarillento, especialmente por las bandas.
Messi, poco prodigado a alzar la voz públicamente, lanzó ese duro dardo hacia la organización del torneo después de sufrir en carne propia las dificultades añadidas que conlleva competir en las condiciones irregulares de la cancha cuando Argentina se jugaba el pase a los cuartos de final ante Catar.
La prueba de ello quedó plasmada en la mejor oportunidad que tuvo Messi para anotar, un balón servido en bandeja en el corazón del área para que el astro argentino fusilase a placer, pero al momento de golpear el balón se le fue al segundo anfiteatro, un resultado atípico en sus pies que él mismo explicó al terminar el partido.
Las críticas de Argentina al estado de las canchas brasileñas vienen desde su primer partido en el torneo, perdido contra Colombia en el Arena Fonte Nova, de Salvador, lo que fue tildado como un excusa para justificar la derrota.
Por eso su seleccionador, Lionel Scaloni, salió el domingo nuevamente a cargar contra el pasto al aprovechar el triunfo frente a Catar (0-2).
“Recalco el tema de la cancha. No me quiero olvidar. Me criticaron por decirlo como excusa, pero no se puede jugar en esta cancha”, reiteró Scaloni.
Minutos antes en la misma sala el técnico español Félix Sánchez, seleccionador de Catar que pasó diez años en La Masia, la sede de la cantera del Barcelona, calificó la cacha de “especialmente mala”.
El encuentro entre Catar y Argentina era el tercero de Copa América que acogía el Arena do Gremio en apenas ocho días, un estrés de partidos cuyo desgaste es visible a los ojos desde la última fila de este estadio para 55.000 espectadores, al que todavía le faltan por albergar un partido de cuartos de final y otro de semifinales.
Tres días antes del partido de la Albiceleste, por allí había pasado la selección de Uruguay, que empató a dos goles con Japón pero cuyos jugadores, entre ellos su goleador Luis Suárez y su capitán Diego Godín incidieron en el mismo aspecto.

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