Más barata y segura, firma de Oregón redefine el futuro de la energía nuclear

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Portland (EFEUSA).- En un momento en el que la tendencia es el cierre paulatino de las grandes centrales nucleares, una empresa de Oregón ha creado un prototipo de planta nuclear mucho más pequeña, económica y modular, con el objetivo de superar las deficiencias en seguridad y operatividad de generaciones anteriores.
Superando de los modelos actuales más avanzados, la empresa NuScale apuesta por un nuevo modelo de planta, con 12 reactores más pequeños, fabricados en una fabrica externa que después transportan e instalan en una planta nuclear de menores dimensiones, lo que abarata los costes de producción y mantenimiento.
Con la intención de solucionar el devastador caso de los accidentes nucleares de Fukusima (Japón), en 2011, o en Chernóbil (Ucrania), en 1986, los nuevos prototipos se centran en sistemas de seguridad pasivos, donde no es necesaria una intervención externa en caso de fallo en el reactor.
En Fukusima, el caso más reciente, los generadores de emergencia que debían enfriar los reactores dejaron de funcionar como consecuencia de un tsunami, algo que no sucedería con el sistema de NuScale ya que utilizan una tecnología de enfriamiento pasivo.
Los reactores, que no dependen de generadores o bombas que pudieran fallar, se alojan en un recipiente de contención, bajo tierra, sumergidos en una piscina de refrigeración con agua.
Diane Hughes, vicepresidenta de NuScale, comenta a Efe que la tecnología SMR que ellos usan tiene la capacidad de “desconectar toda la alimentación eléctrica de la estación, apagarse y autoenfriarse de manera indefinida sin acción de un operador, sin alimentación y sin agua adicional”.
Los reactores de NuScale, cuyo diseño está basado en un modelo de reactor pequeño de agua ligera creado en la universidad estatal de Oregón (OSU) a principios de la década de 2000, son capaces de generar 720 megavatios brutos de energía.
Son prototipos de cuarta generación, un modelo que trata de ser compatible con las renovables y es efectivo cuando ni la eólica ni la solar pueden generar energía.
En 2016 iniciaron un proyecto para construir su primera planta en el Laboratorio Nacional de Idaho para poder generar energía cuando los paneles solares o las turbinas eólicas no funcionen y presentaron su diseño a la Comisión Regulatoria Nuclear (NRC) y confían en que su aprobación final podría llegar en 2021.
Si todo sale bien, comenzarían a preparar el sitio donde iría la planta en 2020 y la construcción iniciaría tres años más tarde para estar operativa en 2027.
Pero además de buscar alternativas para competir con el gas natural y las energías renovables, los actuales desarrolladores de energía nuclear tienen el reto de la eliminación de desechos nucleares.
Hughes asegura que la nuclear es una “energía tan limpia como la eólica o la solar, y más limpia que cualquier combustible fósil, resistente a las inclemencias temporales, que complementa a las energías renovables”.
Pero los críticos aseguran que le energía nuclear no tiene cabida en un futuro seguro, limpio.
Charles Griffith, director del Programa de Clima y Energía del Centro Ecológico (Ecology Center) con base en Michigan, asegura a Efe que el problema es más una combinación de la gestión del residuo radiactivo, el impacto en el medio ambiente y el gran coste de estas plantas en comparación con otras energías limpias.
“Cuando planteamos la necesidad del cierre de estas centrales nos basamos no sólo en las consecuencias de un accidente, que aunque pueden ser enormes no es algo muy habitual, el problema es la radiactividad a la que se nos expone por muchos años y sobre todo qué hacemos con estas megaconstrucciones una vez cerradas”, dice.
En cuanto al primer problema, Huges afirma que su modelo permite almacenar bajo el agua en una piscina de hormigón revestida de acero inoxidable el combustible usado durante al menos 5 años y promete “reducir la cantidad de combustible usado”.
Y, en opinión de Xavier Mirabete, ingeniero de la compañía líder de energía eólica Vestas, la necesidad de afrontar el previsto aumento de demanda de energía eléctrica (alrededor de un 45 % para 2040) hace necesario que la nuclear sea una “fuente necesaria a integrar en el mix de energía” junto con las renovables.
A ello hay que sumar, explica a Efe, las nuevas políticas de decarbonización para luchar contra el cambio climático, uno de lo factores que enarbolan los que están a favor de una energía nuclear que no emite dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera.

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