Las necesidades del Sevilla frente a su gran verdugo: Messi

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Sevilla/Barcelona, 22 ene (EFE).- Sevilla y Barcelona dirimen este miércoles, en la ida de los cuartos de la Copa del Rey, un duelo clásico en el siglo XXI, con siete finales con supremacía azulgrana -incluidas las Supercopas- entre sus precedentes y que medirá la necesidad de los andaluces, en su peor momento, frente a Leo Messi, su gran verdugo.
Se miden el campeón de las cuatro últimas ediciones, el Barça, y el subcampeón del torneo, un Sevilla que suele ser poderoso en las eliminatorias, como ha demostrado sobre todo en la Liga Europa, y siempre fuerte, combativo y ambicioso en su fortaleza del Sánchez Pizjuán; un sello en el que confían los nervionenses para plantear batalla y superar los negativos precedentes coperos ante los culés.
Aunque los sevillistas llevan catorce jornadas seguidas en zona ‘Champions’ en Liga -ahora cuartos después de la mala imagen en el Santiago Bernabéu (2-0)-, llegan a este primer asalto de un enfrentamiento de postín en pleno bache, tras tres derrotas seguidas (2 ligueras y una intrascendente en Copa merced al anterior 1-3 en San Mamés).
Aparte de la dificultad que entraña medirse con el Barcelona -no le gana desde octubre de 2015- y de la ‘pesadilla’ que le supone Messi, que le ha marcado 32 goles en 35 partidos -siete de ellos en cinco finales-, al equipo de Pablo Machín no le queda otra que dar el máximo para recuperar confianza y crédito en su peculiar cuesta de enero -sólo un triunfo en cinco partidos, el de Copa en Bilbao-.
El Sevilla busca reencontrarse en su habitual fortín de Nervión, sacar su competitividad, la casta, el orgullo y el ‘Dicen que nunca se rinde’.. que propagan sus himnos para sobreponerse a su estado de ánimo, marcado ahora por cierto pesimismo en su afición, y a las lesiones -el exbarcelonista Munir y el francés Gnagnon se han unido a Nolito y el galo Gonalons-.
El objetivo es competir, seguir vivo para la vuelta y para intentar tomarse la revancha de sus dos dolorosas derrotas en las dos últimas finales de Copa contra el Barcelona: 2-0 en la de 2016, en la prórroga; y el humillante 5-0 en la de 2018, para lo que se prevé que Machín haga algunos cambios, pero manteniendo el bloque.
Uno de ellos podría ser la continuidad en Copa del joven meta Juan Soriano por el checo Tomás Vaclík, titular indiscutible y que cree que sería justo que siguiera su compañero, junto con el regreso del medio Roque Mesa, que no jugó contra el Real Madrid por sanción, en lugar de Pablo Sarabia o, más bien, el argentino Franco Vázquez.
Otras opciones para refrescar el equipo, desgastado físicamente porque empezó a competir en julio en Europa, pasarían por apostar por el holandés Quincy Promes como carrilero izquierdo en detrimento de Sergio Escudero, que no atraviesa su mejor momento, o por más músculo en el medio campo con el francocamerunés Ibrahim Amadou.
En frente estará el Barcelona, que, sin el lesionado Ousmane Dembélé y con la posibilidad de contar con su nuevo fichaje, el ghanés Kevin-Prince Boateng, buscará en el Sánchez Pizjuan dar otro paso más en la Copa del Rey, competición que maneja con mano de hierro.
Después de ahorrar minutos a muchos titulares en la sufrida victoria ante el Leganés (3-1), el Barcelona irá con todo a Sevilla. Su única baja relevante es Dembélé, que estará dos semanas ausente por un esguince de tobillo y tampoco jugará la vuelta.
La ausencia del francés, que está en el mejor momento de su carrera, le tendría que dar minutos al brasileño Philippe Coutinho, el único jugador que no acaba de encajar en el engranaje azulgrana.
Al fichaje más caro de su historia se le ve deprimido, no está en un buen momento y no demuestra la enorme clase que atesora.
De hecho, mientras Dembélé ha dado un evidente paso hacia adelante, después de superar problemas varios de indisciplina, Coutinho está lejos de su mejor forma.
Incluso cuando llegó en el pasado mercado de invernal, el brasileño estaba a un nivel mayor. Ahora, recuperarlo es uno de los objetivos de Valverde con vistas a la parte decisiva del campeonato.
Leo Messi volverá a ser el jugador de referencia de los azulgranas. Ante el Leganés ya demostró de lo que es capaz actuando solo media hora. El argentino apareció sobre el terreno de juego con 1-1, intervino en el 2-1 y marcó el 3-1 para cerrar el partido.
El uruguayo Luis Suárez será el nueve, mientras que la tercera posición de ataque queda reservada para Coutinho. En la media, todo apunta a que Rakitic -también jugó media hora en el último choque liguero- y Arturo Vidal, reservado en LaLiga, serán los acompañantes de Sergio Busquets, de los pocos que no tienen sustituto en el equipo.
En la meta estará el holandés Jasper Cillessen, habitual en la Copa, y en defensa Sergi Roberto y Jordi Alba -otro que no tiene sustituto- serán los carrileros, con Gerard Piqué acompañado por Clément Lenglet, quien descansó en el último partido.
Los precedentes son muy favorables para el Barça. En los trece enfrentamientos coperos ante el Sevilla, incluidas las finales ganadas por los azulgranas en 2016 y 2018, los catalanes han pasado en diez ocasiones.

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