Rojas-Marcos:EEUU está pagando uso de opiáceos durante años para paliar dolor

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Nueva York, 3 ene (EFEUSA).- Estados Unidos “está pagando” ahora con una grave crisis de opiáceos el uso durante años de medicamentos paliativos para hacer frente al dolor en los hospitales, que ha convertido al fentanilo en la principal droga vinculada a muertes por sobredosis en el país.
En una entrevista con Efe, el psiquiatra español y director del Grupo de Médicos Afiliados de Nueva York (Pagny, por sus siglas en inglés), Luis Rojas-Marcos, explica que en los años 80 se desarrolló un “movimiento general a favor de tratar el dolor” en los hospitales, una “queja universal” entre los pacientes, que apuntaban su dolor en un folio del formulario con caras dibujadas.
Esto provocó una inversión muy importante de la industria farmacéutica en el desarrollo de medicamentos derivados del opio como paliativos.
De hecho, el profesor de psiquiatría de la Universidad de Nueva York y exdirector del sistema hospitalario de la Gran Manzana relaciona esta necesidad de acallar las molestias con el alza actual de los suicidios y las muertes por sobredosis en EE.UU. que, según los últimos datos de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades, provocó un descenso de la esperanza de vida en 2017 a los 78,6 años, una décima menos que el año anterior.
Según esta misma institución, los suicidios permanecieron como décima causa de muerte en EE.UU. el año pasado, alcanzando la cifra de 14 por cada 100.000 fallecimientos. En total, estos centros de prevención calcularon 70.237 muertes por sobredosis en 2017, lo que supone 21,7 por cada 100.000 fallecimientos.
De acuerdo con el director del Grupo de Médicos Afiliados de Nueva York, “cuando el forense ve el cuerpo de una persona que tiene fentanilo -derivado opiáceo sintético similar a la morfina-, heroína o exceso de medicación, esas muertes se suelen clasificar de suicidios”.
“Eso ha sido lo que ha aumentado, más que el suicidio en sí”, explica Rojas-Marcos, que lleva cincuenta años trabajando como psiquiatra en la Gran Manzana.
“Yo no creo que hubiese intención de generar adictos, pero lo que no hubo fue la habilidad de darse cuenta de la situación. Yo también participé en la conciencia de que no estábamos tratando el dolor en los hospitales”, admite.
Los medicamentos eran tan adictivos que generaban dependencia, aunque la industria farmacéutica pagó “estudios contaminados” que aseguraban lo contrario.
El doctor se remonta a 2007, cuando el fabricante del medicamento “OxyContin” se declaró culpable de engañar a reguladores, doctores y pacientes sobre el riesgo adictivo del opiáceo.
Rojas-Marcos insiste en el potencial de la industria farmacéutica poniendo como ejemplo los anuncios de televisión, ya que EE.UU. es uno de los pocos países del mundo donde se pueden airear publicidad de todo tipo de medicamentos.
“Si pones la televisión a las seis de la tarde cuando empiezan los noticieros, todo lo que ves son anuncios de medicamentos. La felicidad: toma esto para la artritis, el dolor, la impotencia… Y al final te dicen muy rápido los efectos secundarios. Están hechos para seducir al cliente que no sabe”, sentencia el facultativo.
“Empiezan a subir las adicciones y el abuso de estas medicinas y una vez que sales del hospital y necesitas receta para comprarlas, comienzan con el fentanilo y otras drogas procedentes de México o China”, detalla.
La procedencia extranjera de estos opiáceos, cuenta Rojas-Marcos, provoca un riesgo de “equivocación”: un consumo erróneo y en cantidades demasiado grandes que provocan que el individuo se cause la muerte a sí mismo.
Con todo, el responsable de PAGNY también diagnostica otros factores de corte económico o social que explican el aumento de las cifras de suicidios, como el hecho de tratarse de una sociedad muy individualista o los altos costes sanitarios o en los tratamientos psicológicos.

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