Estigma sobre partería y poco acceso a salud agravan la mortalidad materna

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México (EFE).- La falta de políticas públicas que garanticen salud universal a las mujeres y la estigmatización de la partería tradicional agravan el problema de la mortalidad materna en América Latina, denunció una especialista.
“La muerte materna visibiliza las desigualdades sociales en los países”, señaló la doctora Hilda Argüello, secretaria técnica del Observatorio de Mortalidad Materna en México.
Según explicó la experta, la mortalidad materna es el fallecimiento de una mujer durante el embarazo, el parto o el puerperio debido a una causa relacionada con el embarazo, acentuada por el mismo o por la atención recibida en el parto.
Las causas de mortalidad materna se dividen en causas directas tales como hemorragia, aborto y enfermedades hipertensivas e indirectas “cuando la mujer tiene patologías previas que se agravan como cáncer, VIH, diabetes o hipertensión”, detalló Argüello.
De acuerdo con cifras de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), a nivel mundial se calcula de 303.000 mujeres fallecen anualmente por complicaciones relacionadas con el embarazo, de las cuales 9.300 son latinoamericanas.
En México, se calcula que mueren 36,4 mujeres por cada 100.000 nacidos vivos, mientras que la media en países de desarrollo es de 239 por cada 100.000 nacidos vivos y en países desarrollados esta cifra es de 12 por cada 100.000.
Argüello señaló que este problema tiene varias causas, entre ellas las condiciones de vida de las poblaciones, sobre todo aquellas más vulnerables que tienen poco acceso a la salud.
“Hay mujeres que no cuentan con servicios, con una adecuada nutrición y sobre todo con la atención universal” cuando presenta alguna complicación, detalló la doctora.
En 1990, con el fin de revertir esta problemática, los países de la ONU se unieron para fijar los Objetivos de Desarrollo del Milenio, entre los cuales se encontraba reducir la mortalidad materna en 75 % para 2015.
Sin embargo, en América Latina este objetivo no se logró pues apenas se redujo en un 40 %.
En gran medida, esto “se debe a que una de las directrices para medir esta meta era que la atención del parto fuera por personal calificado”, dijo la doctora.
Eso implicaba la capacitación de las parteras tradicionales, y aunque se destinaron recursos en los países latinoamericanos para tal fin, en 2000 las naciones determinaron que esto no había incidido en las estadísticas y se dejaron de financiar.
“Esto tuvo un gran impacto porque países como México, Bolivia, Ecuador, entre otros, no pueden prescindir de las parteras, pues son su único agente se salud, sobre todo en las comunidades más desfavorecidas”, señaló Argüello.
En naciones como México se establecieron políticas públicas en las que se prohíbe la atención de partos en unidades médicas de primer nivel.
“Esta estrategia, aunque ha aumentado el número de partos atendidos por personal calificado hasta más del 90 %, trajo consigo una persecución y descalificación de la partería tradicional”, insistió.
El problema, dijo la doctora, es que en México y otros países latinoamericanos no existe ni el personal suficiente ni la infraestructura hospitalaria para atender todos los partos.
“Muchas veces las mujeres no salen de la localidad en la que viven porque no tienen dinero, y el parto se presenta en momentos en los que existen menos posibilidades de comunicación, a veces la única opción es la partera”, señaló la especialista.
Argüello señala que el gremio médico hoy ve a las parteras como una competencia, y que aunque existen parteras muy especializadas, también hay otras que ante complicaciones en el parto no saben cómo actuar.
En México, según el Instituto Nacional de Salud Pública, existen más de 15.000 parteras tradicionales y 100 parteras profesionales egresadas.
Es por ello que la doctora resaltó la importancia de la partería tanto profesional como tradicional.
Dijo que las universidades deben involucrarse para crear una licenciatura de partería profesional, además de que los Gobiernos deben invertir para revertir este problema.
“Se necesitan quirófanos, que haya cirujanos disponibles, anestesiólogos, el equipo completo que pueda resolver cualquier emergencia obstétrica”, apuntó.
También se requiere de acompañamiento en consultas prenatales, pues muchas veces una simple infección de vías urinarias son de riesgo para enfermedades hipertensivas, como la preeclampsia y eclampsia, que es la primera causa de fallecimiento en México.
“Y eso tiene que ver con el acceso a la salud de los más pobres, con menos recursos para acceder a estudios de laboratorio”, explicó.
Subrayó que en países como México debe haber voluntad política para asignar presupuesto a la salud y la prevención porque “la mortalidad materna refleja profundos problemas estructurales, y el gran reto es poder cambiarlos”.

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