“Humanizar” la frontera entre USA y México, un reto para los escritores

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Nueva York (EFE).- A la frontera entre USA y México se han visto “propulsadas” muchas personas, entre ellas reconocidos escritores que abogaron por “humanizar” esa línea divisoria a través de su arte y del activismo en el festival internacional de literatura PEN World Voices de Nueva York.
“Las formas en que la frontera deshumaniza a la gente son sutiles y acumulativas”, por ejemplo, a través del “lenguaje empleado para hablar de los que cruzan”, afirmó Francisco Cantú, exagente de la Patrulla Fronteriza y autor de “The Line Becomes A River”, sobre las experiencias de los migrantes.
En un panel acogido por el Instituto Cervantes, el estadounidense de ascendencia mexicana relató que aun estando lejos de la frontera, es fácil que la gente sea “propulsada” hacia ella, como le ocurrió a un amigo a quien deportaron y cuyos hijos habían nacido en el país.
“Hay gente indocumentada en cada comunidad, gente que se cruza en nuestras vidas”, recordó Cantú, que incidió en que las metáforas con las que los medios se refieren a los migrantes y a sus muertes suelen utilizar conceptos de “coste” económico o de violencia, lo que resulta deshumanizador en última instancia.
No obstante, escribir sobre esas historias puede generar dilemas, como le ocurrió a la escritora Valeria Luiselli, que decidió trabajar como traductora voluntaria en una corte federal durante la crisis de 2014, cuando hubo una ola de migrantes centroamericanos, muchos de ellos niños no acompañados.
“Me sentía responsable de lo que sabía, de divulgar demasiada información (…), ponerlos en el foco y exponerlos a más escrutinio, y tampoco pensaba que entendiera lo suficiente del sistema legal para escribir un libro”, explicó la autora, que finalmente abordó esa experiencia en “Tell Me How It Ends”.
Nacida en México pero criada en Corea del Sur, Sudáfrica e India, Luiselli reconoció que la primera vez que fue consciente “políticamente” de lo que era una frontera fue al cruzarla de niña desde su país natal hasta Estados Unidos, donde está hoy establecida.
A diferencia de ella, la dramaturga y poeta Amalia Rojas no fue consciente de esa línea ni de lo que representaba hasta que fue prácticamente adulta y descubrió que no había nacido en EE.UU., sino que sus padres la habían llevado al país cuando tenía 2 meses.
Rojas, amparada por el programa de Acción Diferida (DACA) que ahora se ve amenazado por la Administración Trump, basa su trabajo en historias como la suya porque siente que tiene “el deber” de compartirlas y también porque escribir es su “forma de resistencia”.
“No creo que conozca a ningún ‘soñador’ (como se conoce a los beneficiarios de DACA) que no sea un activista”, afirmó la autora, que lucha por abrirles paso a las mujeres de color en el sector teatral con sus personajes, entre ellos una chica indocumentada que no sabe que lo es.
La joven, integrante de un grupo de “soñadores” que presentarán sus piezas literarias el domingo en el festival, insistió en “humanizar la frontera tanto como pueda” durante su carrera y, cuando no aborde ese tema, aseguró que incluirá en sus obras el de la justicia social.
En ese sentido, Cantú animó a cualquier artista, ya se dedique a los “arreglos florales” o a otros campos, a apostar por el activismo para conectar con la gente, ya sea “escuchando”, a través del lenguaje, o reajustando las “lealtades” desde los nacionalismos hacia la humanidad.

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