Estados Unidos muestra el lado más humano en el torneo MIC

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Castell-Platja d’Aro (Girona), 30 mar (EFE).- Estados Unidos ha sido el país participante en el torneo MIC de futuras promesas de fútbol que, por el momento, destaca por encima de todos en un aspecto más importante que el relacionado con el balón como es el humano.
Dos de los representantes estadounidenses en esta cita de las mejores canteras mundiales que se disputa en la Costa Brava, el Raptors de San Francisco y el US Club Soccer ID National Team, han dado una lección de comportamiento y solidaridad, los valores que potencia este trofeo.
El primer caso lo protagonizó el segundo de estos conjuntos, en realidad una selección de jugadores que forman parte de un programa de captación y preparación de jóvenes talentos para nutrir a los equipos nacionales de aquel país y que se enfrentó en su primer partido del MIC al Trendsetter Hawks de Trinidad y Tobago.
El encuentro, de categoría infantil de segundo año, se disputó en Santa Cristina d’Aro y, sobre el césped, los estadounidenses se dieron cuenta muy pronto de que la ropa que vestían sus rivales llevaban más tiempo de uso del que es habitual.
Poco más hizo falta para que estos jóvenes talentos se dieran cuenta de lo que había detrás de esas camisetas tan desgastadas y tardaron poco en buscarle solución.
Un día después de aquel partido, el equipo de Trinidad y Tobago recibió en el hotel en el que se aloja durante la disputa del MIC un paquete cuyo remitente es el US Club Soccer ID National Team.
En el interior, la ropa inmaculada de entrenamiento de los estadounidenses, que los niños del Trendsetter Hawks desplazados a la Costa Brava se han puesto en la misma recepción mientras agradecían el gesto de los que fueron sus rivales hace unos días.
La sensibilidad de este equipo de Estados Unidos ha merecido sin embargo tantos elogios como la de otro de la misma nacionalidad, en este caso el Raptors de San Francisco.
El conjunto californiano la mostró incluso antes de la inauguración del pasado miércoles, al integrar en sus filas a un futbolista de categoría infantil, nacido en plena Costa Brava, pero que carecía de plantilla de compañeros con la que acudir.
Ese niño, Pau Barceló, soñaba con disputar el MIC, pero su club, el Begur, había tenido que escoger a un equipo que lo representara y apostó por otra categoría.
Barceló se tenía que conformar con seguir el torneo como un aficionado más, pero, según explica su padre, Jordi, el coordinador del Begur, Juli Arnau, removió “cielo y tierra” para encontrar una solución.
Ese milagro llegó de la mano del Raptors, que llegaba con sólo once jugadores, que eran los que habían podido desplazarse al MIC por estas fechas, y la propuesta de la organización de incorporar como refuerzo a Pau Barceló fue aceptada sin problemas.
Jordi Barceló explica emocionado que su hijo fue aceptado desde el primer momento “como uno más” y califica la experiencia vivida de “muy bestia”.
La ilusión de unos y otros rompió todas las barreras, incluida la lingüística, gracias al inglés básico de Barceló y también a la traducción de un ayudante mexicano del Raptors y del español más que aceptable que habla su delegado.
“Incluso, los niños americanos se han interesado por el catalán de Pau”, manifiesta entre risas el padre del joven futbolista, quien se descubre ante el espíritu solidario de los compañeros por unos días de su hijo, “que le convirtieron en uno más”.

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