Drinkfinity, un experimento sin gaseosa

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Miami, 23 mar (EFEUSA).- Como parte de un “proceso evolutivo”, la corporación PepsiCo ha engendrado una bebida personalizada, saludable y sustentable que se comercializa electrónicamente y desde Brasil acaba de dar el salto a Estados Unidos y a la Unión Europea.
En un mundo donde hay “una proliferación de bebidas”, Drinkfinity “es una experiencia diferente”, señala a Efe el peruano-estadounidense Luis Montoya, presidente de la división de Bebidas de PepsiCo Latinoamérica desde 2007.
Más que una bebida envasada es una nueva forma de beber, pues el consumidor prepara a su gusto lo que va a tomar.
A una pregunta de Efe acerca de si Drinkfinity es el equivalente a los dispositivos para fumar que algunas compañías tabacaleras han presentado como menos nocivos que los cigarrillos, Montoya responde que no, que simplemente es parte de “un proceso evolutivo”.
Se trata de darle “más opciones” al consumidor, señala Montoya, quien recuerda que PepsiCo no son solo refrescos de cola, también jugos de frutas, agua embotellada y copos de avena, entre otros.
Para tomar Drinkfinity se necesita un recipiente especial, el “vessel” (navío en inglés), en cuya boca se inserta una cápsula que, al ser presionada, suelta un “jugo” hecho con una mezcla de elementos naturales, desde espirulina a acaí, pasando por mandarina, mango, chía y camomila, sin sabores artificiales ni endulzantes.
El consumidor agrega luego el líquido que prefiera (agua es lo recomendado) y los aditamentos que se le ocurran (semillas, especias, hierbas aromáticas, etc…).
El argentino Hernán Marina, vicepresidente de Innovación de Negocios de PepsiCo Latinoamérica, es el creador de Drinkfinity, aunque él dice que es una “cocreación” con los consumidores.
Antes de su lanzamiento en Brasil en 2014, Drinkfinity fue probada durante un año por consumidores de ese país que advirtieron de lo que no funcionaba bien y aportaron ideas para mejorar y lo mismo hicieron antes del lanzamiento en Estados Unidos 2.000 empleados de PepsiCo de los 10.000 que se ofrecieron como voluntarios.
La versión actual, que solo se vende a través de la plataforma de Drinkfinity, presenta cuatro líneas, “flow”, “chill”, “renew” y “charge” (fluir, relajarse, renovarse y recargar pilas), cada una con varias mezclas de sabores.
El rango de calorías que aporta está bebida es de 80 a 35, según qué mezcla se elija.
Montoya señala que el consumidor quiere sabor y “funcionalidad”, satisfacción sensorial y nutricional. A él, Drinkfinity le ha ayudado a tomar más agua, dice con un “vessel” en la mano.
Drinkfinity nació en Latinoamérica, pero aun no hay fecha para que se extienda desde Brasil, por ahora el único sitio donde hay locales físicos de venta, a otros países de la región.
La planta donde se hace desde el relleno hasta el envío de las cápsulas, que son reciclables, está en Puerto Rico y los “vessels”, que están fabricados con un plástico especial que supone un 40 % menos de emisiones nocivas que el normal, han sido diseñados en EE.UU. pero se fabrican en China.
Montoya no se aventura a decir si éste será el camino que seguirá en el futuro la industria de los refrescos, pero afirma que a PepsiCo le “intriga” y “divierte” un proyecto que “comenzó como un reto”.
Drinkfinity “abre nuevas posibilidades para nosotros como empresa en este mundo nuevo” de redes sociales y participación y empoderamiento del consumidor, señala sin dar pistas sobre la marcha del producto desde el punto de vista económico.
Sin embargo, Marina indica que antes del lanzamiento en EE.UU., que fue en febrero pasado, se hizo una lista de espera para comprar el producto y se apuntaron unas 125.000 personas.
El precio del recipiente es de 20 dólares y el del paquete de cuatro cápsulas de 5 a 6,5 dólares, cantidades que Montoya y Marina consideran “competitivas” para la calidad del producto.
La plataforma de Drinkfinity incluye una variedad de materiales informativos y educativos que, como el producto en sí, se encuadran en la política de “Desempeño con propósito” de la multinacional, que se ha fijado para 2025 el objetivo de que al menos dos tercios de las bebidas de su cartera contengan como máximo 100 calorías provenientes de azúcares añadidos por cada 12 onzas (29 cc).

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