“Time’s Up” planta la semilla del activismo ante el público

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Nueva York (EFEUSA).- “Time’s Up”, el movimiento contra el acoso sexual creado por 300 profesionales de Hollywood, plantó la semilla del activismo este fin de semana en el Festival de Cine de Tribeca (Nueva York), donde se presentó en público con el rostro de actrices como Julianne Moore, Ashley Judd y Mariska Hargitay.
El movimiento tomó la penúltima jornada de Tribeca y dio la palabra a decenas de mujeres influyentes para divulgar el origen, presente y futuro de esta iniciativa, que nació del escándalo de abusos en la industria del cine pero no se queda solo ahí.
“No solo estamos haciéndonos oír: estamos pasando a la acción, trabajando para perseguir esos casos en los tribunales y, fundamentalmente, para cambiar un sistema roto” donde el acoso y el abuso sexual están “normalizados”, defendió Moore en la apertura.
Precisamente, el evento destinó su beneficio al fondo de defensa legal de “Time’s Up”, que desde su creación, el 1 de enero, ha recaudado 21 millones de dólares y reclutado a 700 abogados para asistir a quienes quieran denunciar conductas sexuales inapropiadas en el área del trabajo y tengan pocos medios o teman represalias.
Fatima Goss Graves, máxima responsable del Centro Nacional de Leyes para la Mujer, señaló que hasta la fecha 2.500 personas han contactado con el fondo “Time’s Up”, que encabeza, y subrayó que su vocación es intersectorial, puesto que las injusticias no distinguen de industria.
Así lo ratificaron Mónica Ramírez, presidenta de la Alianza Nacional de Campesinas, que denunció la violencia sexual en un importante sector al que además amenazan las políticas migratorias, o la directora ejecutiva de ONU Mujeres, Phumzile Mlambo-Ngcuka, que calificó el problema de “crisis de salud pública”.
“Con Time’s Up hemos dicho ‘¡Ni hablar, esto no es normal!’. Tiene que haber consecuencias por esos comportamientos”, afirmó la diplomática surafricana, quien aplaudió la “hermandad” suscitada por otro movimiento, “Me Too”, y también a los hombres que defienden la igualdad y se consideran feministas.
“Me Too” estuvo presente en esta cita de activistas mediante su fundadora, Tarana Burke, que se sentó junto a la poeta y veterana luchadora por los derechos de las mujeres Robin Morgan, y otra más joven y “accidental”, Sofie Whitney, estudiante de Parkland, el instituto de Florida donde se produjo una matanza en febrero.
Burke, que llevaba una década “empoderando” a chicas de color cuando la alcanzó la popularidad, recordó su sorpresa al ver que existía un “lenguaje” entre los jóvenes para hablar de dolor pero les faltaban herramientas para “sanar”, algo esencial, porque “todos merecemos seguridad y alegría” a pesar de esas experiencias.
Y sobre ese proceso de recuperación abrió su corazón la actriz Ashley Judd, una de las primeras actrices que alegaron acoso contra el productor Harvey Weinstein, al leer una carta en la que reveló haber sido agredida sexualmente en el instituto y enfatizó el poder de la resiliencia para hacer que el trauma sea “transitorio”.
El caso de Weinstein, considerado la mecha que prendió la llama el pasado octubre tras la publicación de varios reportajes, y otros mediáticos, fueron nombrados casi tácitamente por la actriz Mariska Hargitay, a la que trabajar en la serie policíaca “Ley y Orden”, sobre casos de abuso, la propulsó al activismo.
“Estoy orgullosa y asombrada de lo conseguido en este profundo despertar cultural (…), este cambio social que estamos viendo desde… No quiero decir los nombres de estas tres personas, pero… gracias a Dios que Bill Cosby fue finalmente considerado culpable”, dijo la actriz, emocionada, para luego levantar aplausos y silbidos.
Más caras de los cambios por los que clama “Time’s Up” fueron Sienna Miller, Lupita Nyongo’o, Marisa Tomei y Mira Sorvino, otra denunciante de acoso de Weinstein, que se sinceró sobre una agresión sufrida en la adolescencia y es hoy otro ejemplo de intérprete implicada en el activismo, en su caso contra el tráfico de personas.
El punto final, o seguido, a este debut del movimiento ante el público lo puso un coro de mujeres vestidas de blanco, opuesto al color con el que se apoyó en los Globos de Oro a “Time’s Up”. “La alegría es un acto de resistencia”, cantaron, al ritmo de las palmas de una motivada audiencia.

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