Accesibilidad y efectividad, las claves de la educación del futuro, para MIT

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Miami (EFEUSA).- Accesibilidad y efectividad son las claves para la educación del futuro, porque sin esas propiedades las brechas educativas indefectiblemente se agrandan, dice el presidente del prestigioso Massachusetts Institute of Technology (MIT), el ingeniero venezolano-estadounidense Rafael Reif.
Reif, que se encuentra en Miami para reunirse con graduados de la universidad que dirige desde 2012, señaló a Efe que hay que “hacer más” tanto para incorporar a más gente a la educación en todos los niveles como para que lo que aprendan sea “efectivo”.
El presidente subraya que esta universidad privada volcada a la “educación, la investigación y la innovación” tiene como propósito “hacer un mundo mejor” y también un “país mejor”.
En ese sentido, ratificó su defensa de los “soñadores” acogidos al programa Acción Diferida (DACA), así como la importancia de que el Congreso y la Casa Blanca logren una solución para ellos.
MIT está con ellos “por justicia y por decencia”. “Este es el único país que conocen” y sería “una locura” no dejarles ser estadounidenses, señalo Reif, quien firmó hace meses una declaración de rectores de universidades en defensa de los alumnos “soñadores” y comprometiéndose a protegerlos.
Para Reif, los “DACA son tan buenos como los otros alumnos de MIT. Para mí, son mis chicos, como los otros”.
La efectividad en la que hace hincapié Reif tiene que ver con que lo que se enseña sirva realmente a la persona para crecer en el campo que ha escogido y, según el rector universitario, para lograrla es importante avanzar en el conocimiento de cómo aprendemos, un territorio todavía en gran parte ignoto.
“No sabemos cómo la gente aprende y no podemos enseñar con efectividad si no sabemos eso”, aunque el sistema de enseñanza tal como está establecido “sigue funcionando”, porque profesores y alumnos se adaptan, señala.
Además, cada persona es diferente y también lo es en la manera de aprender, pues el nivel de atención varía y los distraídos pierden los conocimientos impartidos a partir de que desconectan, señala.
Conocer mejor el cerebro humano y el proceso de aprendizaje es esencial para lograr una mayor efectividad en la educación. Eso es lo que persigue el laboratorio de Iniciativas Integradas de Aprendizaje del MIT.
Esta universidad de Cambridge (Massachusetts) también es líder en lo que tiene que ver con la accesibilidad y eso “enorgullece” a este venezolano que no visita su país desde hace años, pero al que le “duele” la situación que se vive allí.
Un tercio de los que son admitidos en MIT paga “cero matrícula”, dice Reif.
Cada año se reciben 20.000 solicitudes para estudiar en MIT y se admite a unos 1.400, aunque la capacidad es para 1.100 alumnos, porque finalmente “no todos vienen”.
De los que se registran solo el 9 % paga la matrícula completa y más del 62 % de la ayuda financiera que se presta a los estudiantes proviene del propio MIT, señala con orgullo.
Los alumnos del curso 2016-2017 recibieron ayuda financiera por más de 143,3 millones de dólares, la mayor parte del propio MIT.
El costo de un curso de nueve meses más tasas es de 49.892 dólares, a lo que hay que añadir unos 14.720 de alojamiento y alimentación y unos 2.818 dólares en libros y gastos personales, según la web de este centro universitario.
Si se le pregunta por la brecha tecnológica latinoamericana asegura que existe y que, lo que es peor, es que “cada vez es más grande”, e inscribe ese problema en la brecha educativa en general.
No solo es que no haya acceso a la educación, es que hay muchos menores en América Latina que llegado un punto no pueden continuar sus estudios porque deben trabajar para ayudar a sus familias.
Y, yendo más atrás, se sabe que el cerebro de los niños malnutridos es más pequeño que el de los que no lo son. “Esas son las malas noticias”, la buena es que si ese niño recibe la alimentación que necesita, el cerebro se recuperará, pero solo si eso ocurre antes del desarrollo, agrega.
Sobre la brecha tecnológica recuerda que estudió ingeniería eléctrica en una universidad venezolana y cuando llegó a Estados Unidos a hacer un posgrado se encontró con que “no estaba preparado” debidamente.
En muchas universidades de América Latina, pero no solo allí, dice Reif, el “material” que se brinda a los alumnos “no es útil” para ellos ni “para mover un país” y no es actualizado, pese a que la tecnología está en constante cambio.
No es solo un problema de dinero, pero si hubiera fondos, esas universidades tendrían posibilidades de estar conectadas a otras de Estados Unidos y de hacer intercambios de profesores, afirma.
En cuanto a la brecha de género en tecnología señala que asume que existe, pero al estar en MIT no la siente, pues el 46 % de los graduados son mujeres y en promedio tienen mejor calificaciones que los hombres.
En cualquier caso, si hay menos mujeres que estudien carreras técnicas no es porque haya en ellas desventajas físicas o mentales, “quizás hasta sería lo contrario (que son aventajadas)”, dice.
Para Reif, el antagonismo entre carreras técnicas y humanistas hoy en día ha perdido sentido.
Toda persona que estudie en una universidad, sea cual sea su carrera, tiene que entender y estar familiarizado con la tecnología y al mismo tiempo los estudiantes de carreras técnicas deben tener “un profundo entendimiento de la sociedad”.

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