Jóvenes latinos encuentran en el Quijote respuestas a los tiempos de Trump

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ueva York, 18 sep (EFEUSA).- Un grupo de estudiantes latinos en el distrito neoyorquino de Brooklyn ha encontrado en el Quijote su respuesta a las políticas xenófobas de Donald Trump.
Se trata de una iniciativa bilingüe que educa mediante “Una conversación con Cervantes, en tiempos paralelos”, según la define Stephen Haff, el fundador de la escuela Still Waters in a Storm, al describir el proceso mediante el cual los estudiantes han elegido y traducido pasajes de la novela que dialogan con su presente.
Dos veces por semana, en la única aula que compone la escuela, la obra de Cervantes infunde de narrativas de caballería y justicia las clases extracurriculares a estudiantes de origen mexicano y ecuatoriano, muchos de ellos hijos de indocumentados, y que asisten a lo cursos arrastrando malos augurios.
“Trump les había estado dando pesadillas a los niños por meses. ‘¡Nos va a deportar!’ Durante la campaña les aseguraba que no ocurriría… Estaban preocupados, y sus padres también”, explica Haff.
“Si Trump continúa haciendo estas cosas su esposa y sus hijos lo dejarán y se quedará solo”, aseguraba Bryan, un alumno de nueve años, cuyos padres no tienen papeles.
La forma de lidiar con los miedos y el discurso hostil que se había inmiscuido en el aula fue el Proyecto Quijote, iniciado hace un año con la quijotesca idea de hacer que alrededor de veinte de sus estudiantes, desde niños de primaria hasta adolescentes de preparatoria, hicieran una traducción coral de la obra.
Los pasajes elegidos hacen eco de problemas que les son cercanos, como la violencia, con el episodio del joven azotado en el capítulo IV, o la misoginia denunciada en el monólogo de Marcela, del capítulo XIV.
Tampoco podían faltar los molinos que, símbolo de locura, ellos sitúan en la cabeza de Trump a la par del Quijote.
“Pero uno de ellos lee”, acota Jamie, apuntando más al personaje de Cervantes que al gobernante. “La locura del Quijote es gentil”, añade Leslie, de 15 años.
La escuela de Still Waters se ofrece como un refugio donde los alumnos tienen libre acceso a libros y periódicos, y el derecho de preguntar y ser escuchados.
A lo largo del año han hablado de las declaraciones de Trump contra los mexicanos, del veto migratorio, de deportaciones, y a menudo del muro de la frontera sur. A decir de estos jóvenes estudiantes, lo que el presidente socava es la aspiración misma de los migrantes a tener una infancia.
Ante ello la respuesta ha sido siempre la misma: “La forma de luchar es sobresaliendo”, les ha dicho Haff, y el idealismo del caballero andante de Cervantes es el modelo a seguir.
“Han tumbado DACA”, anuncia Leslie al iniciar las clases del semestre de otoño, al preguntarles Haff por lo ocurrido durante sus vacaciones.
La eliminación del programa que protegía de la deportación a los llamados “Dreamers”, o soñadores, es un nuevo golpe a la comunidad.
Y como tal la causa de los “Dreamers” se enhebra en el proyecto, que al cabo de meses se ha ido convirtiendo en una obra de teatro musical, contada por niños que encarnan caballeros andantes en el Estados Unidos del presente.
“Es mejor prender una vela que maldecir en la oscuridad”, dice Haff, preguntando luego qué entienden los alumnos por aquello.
“No te enojes ante el problema, buscas soluciones,” responde Jonathan, de catorce años.
Así nacen estrofas que dicen “Algunos somos soñadores, otros trabajamos el campo”, parte de un canto migrante que va surgiendo de su trabajo. “El norte es el sur”, cantan también, alternando el español y el inglés, maridando los dos idiomas que son su herencia. Por algunas horas por semana, la frontera entre los idioma se vuelve porosa, y deja cruzar una narrativa que ellos convierten en “La canción para creer”, “La canción para rescatar”.
“Quijote tiene devoción por su misión, Sancho por Quijote, los niños a por esta historia y los unos por los otros”, dice Haff sobre el proyecto con el cual espera dar expresión a la desazón y las esperanzas de sus alumnos.
Con este compromiso, una vez terminada la obra, en los próximos meses estos estudiantes originarios de barrios desfavorecidos de Brooklyn planean presentarla en otras ciudades de la costa este, embajadas, prestigiosas universidades.
Su sueño es un día llegar a España.
Por hoy, tras dos horas de trabajo, Keyla, de ocho años, se está distrayendo, juega sin seguir el texto.
“No te pierdas en el mundo de los molinos”, le dice Haff.

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