Los pacientes olvidados por los planes de salud de EEUU

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WISE, Virginia, EE.UU. (AP) – Llegaron a una feria en este rincón lejano de los Apalaches antes del amanecer, cientos de personas con dolores en la boca, problemas de visión, pulmones que hacen ruidos. Sacaron un número, se sentaron en unos bancos y esperaron ser llamados bajo un fuerte calor, para recibir la atención médica que no se les brinda en ningún otro sitio.

Entre los visitantes a esta clínica ambulante que viene una vez al año figuraba Lisa Kantsos, que pasó primero por la carpa donde dentistas voluntarios y estudiantes hacían limpiezas, tapaban caries y sacaban dientes. Después de hacerse una limpieza se dirigió a la camioneta de las mamografías. El año pasado le dieron también anteojos gratis.

“Es una bendición. Realmente”, dijo Kantsos, una mujer diabética de 52 años. “No tenemos que preocuparnos por todas estas cosas”.

Kantsos y muchos de los aproximadamente 2.000 pacientes que se presentaron a fines de julio a la feria del condado de Wise son los pacientes olvidados en el debate en torno a los planes de salud.

Ni siquiera el “Obamacare” de Barack Obama los tuvo en cuenta en el 2010, y no tienen cobertura médica porque están en una desesperante zona de nadie: no pueden pagar por el seguro actual y tampoco pueden acogerse al seguro para indigentes, llamado Medicaid. Para ellos, la discusión sobre si se anula o no el Obamacare es irrelevante.

“No cambia nada”, dijo Stan Brock, fundador de la clínica ambulante gratis Remote Area Medical Clinic en la década de 1980.

Por aquí, la necesidad de una alternativa más accesible es innegable.

La región central de los Apalaches, que abarca el este de Kentucky, el sur de West Virginia y el oeste de Virginia ha sido uno de los sectores más pobres y con más enfermedades del país. Las cosas empeoraron últimamente por el declive de la industria del carbón.

“Todo giraba en torno al carbón”, dijo Matt Sutherland, frecuente visitante de la clínica de Castlewood, Virginia. “No hay mucho trabajo”.

La gente de la zona tiene un 41% más de posibilidades de sufrir de diabetes y un 42% más de padecer problemas cardíacos que el resto de la nación, de acuerdo con un estudio de la Comisión Regional de los Apalaches y otras organizaciones difundido en agosto. El estudio reveló que la cantidad de médicos por cada 100.000 habitantes es un 65% más baja que en el resto del país.

Los opioides también están causando estragos. Las sobredosis pasaron a ser la primera causa de muertes accidentales en el 2014, de acuerdo con el libro de August Wallmeyer, escritor y especialista en el tema, “The Extremes of Virginia” (Los extremos de Virginia), publicado en el 2016.

Virginia es uno de 19 estados que optaron por no expandir el programa Medicaid como parte del Obamacare. Muchos estados dijeron que era muy costoso, a pesar de que Washington se comprometió a cubrir casi todos los costos. La expansión hubiera cubierto a 400.000 personas adicionales.

“Mucha gente pensó erróneamente que el Obamacare iba a ayudar a los muy pobres, sobre todo en los Apalaches y en otras partes de Virginia. Pero eso simplemente no es cierto”, manfiestó Wallmeyer.

Agregó que la clínica del condado de Wise no ve tanta gente como antes veía en Kentucky, un estado que expandió el programa de Medicade tras la aprobación del Obamacare.

Teresa Gardner Tyson, directora ejecutiva de una clínica gratuita llamada Health Wagon en Virginia que participa en la feria de Wise, lamentó que los políticos “se olvidan que están a nuestro servicio”.

Kantsos votó por Donald Trump el año pasado en la esperanza de que cambiaría las cosas en Washington. Dice que el mandatario debería tuitear menos y abocarse más a su trabajo.

Sutherland también apoyó a Trump y dice que el presidente necesita más tiempo. Acota que los legisladores deberían comprender lo dura que puede ser la vida en los Apalaches. Cuenta que el año pasado tuvo que caminar 50 kilómetros (30 millas) para ir a la clínica de Wise porque no tenía auto. Le tomó más de siete horas.

“Y no soy el único” que está en esa situación, señaló, sentado en una carpa conde extraían dientes. “Les aseguro que no soy el único”.

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