La integridad y la honestidad

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Por Gustavo A. Montoya

En estas épocas de alta tensión política, donde la disonancia cognitiva (lean mi columna sobre el tema) sigue afectando nuestras posiciones políticas y poniendo presión a nuestros valores y creencias. Por eso quiero llegar al tema de honestidad e integridad.  Pienso que estas palabras están perdiendo el valor y significado en un ambiente político donde las posiciones opuestas o la diversidad de pensamiento tiene una actitud destructiva y toxica en la comunicación.

Estamos enfrentando desafíos muy complicados. Desde temas complejos de salud nacional, temas de reforma migratoria, temas de desarrollo económico y comercio internacional que afectan nuestras economías locales y regionales, el tema de empleos o seguridad laboral a largo plazo, el gran tema de seguridad nacional con amenazas de Corea del Norte, Rusia, Irán, ISIS y recientemente el terrorismo nacional con grupos de supremacía de raza blanca como lo sucedido en Virginia recientemente.  Se siente un estado de incertidumbre frente a la falta de liderazgo.  Pero ¿que tiene que ver la integridad y la honestidad con este estado?  Las últimas encuestas sobre la popularidad del Presidente Trump, la Casa Blanca, y el Congreso, es que son las más bajas registradas en los últimos 16 años.  De acuerdo a Gallup el país tenía el 84% de aprobación sobre el trabajo del Congreso Nacional en Octubre del 2001.  Pero esto no debe ser sorprendente ya que el ataque contra las torres gemelas en NY el 11 de Septiembre unió al Congreso, y el país se unió de tras del mismo.  Desde esa fecha, la aprobación popular del Congreso ha disminuido hasta un 20% en la actualidad. Al mismo tiempo Gallup reporta que el Presidente Trump está en el 37% de aprobación sobre su trabajo, la aprobación más baja de cualquier Presidente desde 1953, sobrepasando a Nixon. (Veremos qué pasará en las siguientes semanas).

¿Qué es lo que está sucediendo?  De acuerdo a David Schoenbrod, profesor de la Universidad de Leyes en Nueva York, y autor de “DC Confidential: Inside the Five Tricks of Washington”, el problema está en los incentivos expuestos para los congresistas.  Según el profesor debería haber una reforma en el tema de realizar un “Acta Nacional de Negociación Honesta” en a los miembros del Congreso a sufrir las consecuencias y los beneficios de su legislación.  Por ejemplo en el tema de regulaciones, se aplican leyes regulatorias para incrementar o disminuir costos.  Que se hagan cumplir propuestas de ley que sean pro-responsabilidad en vez de ser anti-regulación.  Es decir, que se realice la legislación en la que hace responsable a los que la proponen y no para justificar la falla de la legislación por aquellos que se oponen. El perfecto ejemplo es Obamacare versus Trumpcare.  Y el profesor también insiste en que no solo se hace responsable al legislador, sino que también se hagan responsables a quienes  hacen sus exigencias a través de su legislador.

Entonces, la falla está en que no hay una legislación honesta donde los incentivos  se enfoquen en galardonar a los que legislan con responsabilidad sobre sus acciones. Y la integridad falla, en la que los lideres no son honestos consigo mismos, porque la integridad por definición es ser honesto(a) a través de acciones propias monitoreadas por su propia conciencia.  Si me encuentro un billete de 100 dólares en la calle y nadie me ve, ¿lo tomo por mío?, o busco la opción de regresarlo a su verdadero dueño.  Han habido Congresos que sacaron al país de la depresión, ganaron la II Guerra Mundial, inventaron la bomba atómica, crearon el sistema de autopistas, llevaron el hombre fuera del espacio y la luna, y se han realizado leyes con sentido de derechos civiles significativos.  Es hora de actuar.

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