El ser humano ansía creer, dice el “hacker” de mentes Alan Chamo

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Miami, 17 ago (EFEUSA).- Un mentalista es un mago con problemas mentales, dice en tono de broma Alan Chamo, aunque sus dotes como “hacker” de mentes son algo serio: en unos minutos se hace con el PIN de un celular solo escrutando la cara del dueño mientras él pasa los dedos por el teclado.
Nacido en Argentina hace 41 años pero criado en Israel, Chamo presentará a partir de este fin de semana en el Teatro Colony de Miami Beach el espectáculo M1ND H4CK3R, al que el espectador debe ir vacunado contra el “pánico escénico” y preparado para el asombro.
El público es verdaderamente el protagonista de este espectáculo interactivo que estará en cartel del 19 al 27 de agosto, con funciones en español e inglés.
Los espectadores son llamados a subir al escenario en grupos de unas 10 personas y a interactuar con Chamo en los 75 minutos que dura M1ND H4CK3R.
Chamo, que hablando en serio define al mentalista como “alguien que entretiene creando ilusiones en las mentes de los demás”, señala en una entrevista con Efe que más que “trucos” hay mucha psicología y conocimiento del lenguaje corporal en su espectáculo.
“El ser humano básicamente quiere creer, por eso existen las religiones. Cuando hay algo que no logra explicar, el ser humano se dice a si mismo: o aquí hay un truco o es algo sobrenatural”.
El mentalismo no es ni una cosa ni otra, agrega Chamo, quien está acostumbrado a lidiar con los que llevan imanes y espejos para descubrir los “trucos”, con los que le piden que se suba las mangas de la camisa y con los que desde las butacas, al ver cómo los otros son “hackeados”, se dicen: están todos pagados.
“Hay cosas de las que la gente no se da cuenta porque se bloquea queriendo creer”, señala sobre las “ilusiones mentales” que él crea en el escenario, a veces con la ayuda de “sugestiones hipnóticas”.
Su objetivo es que la gente pase un buen rato y para ello debe desentenderse de cómo hace lo que hace, en definitiva dejarse llevar, no estar a la defensiva.
Cuando se le pregunta cómo se hace un mentalista, Chamo responde que todos empiezan como magos y tienen que tener la base de saber contar una historia con un mazo de cartas en la mano o una bolsa con monedas y con esos elementos asombrar al público.
También hay que ser osado -“tener huevos”, dice él con acento porteño-, atreverse a hacer algo, como por ejemplo a hipnotizar a alguien aunque no haya una seguridad total de que lo vayamos a conseguir.
No todo el mundo es sugestionable, dice Chamo, quien asegura que la creencia popular de que los que caen hipnotizados con facilidad tienen mentes débiles como las gallinas es totalmente equivocada.
“Los sugestionables son en la mayoría de los casos personas con mucha imaginación, con la mente bien organizada e inteligentes”, dice Chamo, quien indica que para no fallar el mentalista siempre hace pruebas para detectar a esas personas entre el público antes de que la parte “dura” del espectáculo comience.
Si no vales para una sugestión hipnótica es porque estás muerto, señala para explicar que todo el mundo de una manera u otra puede caer en ese estado.
El mentalismo es una de las ramas de la magia, como el ilusionismo, el closapismo o el escapismo, agrega Chamo, que tiene como ídolos al español Juan Tamariz (closapista) y al británico Derren Brown (mentalista).
Cuando uno habla con Chamo tiene la impresión de que su mente está un paso por delante.
Y cuando hace una de sus “ilusiones”, ya sea con dados, “papelitos”, cartas o celulares, uno no sale de su asombro ni de preguntarse si involuntariamente hizo algo que contribuyó a que Chamo se saliera con la suya.
El humor que Chamo prodiga en la conversación y el espectáculo ayuda a salir de la perplejidad con dignidad.

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