Ronda el fantasma del abstencionismo en elecciones de EUA

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Washington, 13 Oct (Notimex).- Aunque Estados Unidos es considerado la democracia más longeva del mundo, su nivel de abstencionismo en elecciones presidenciales es más alto que en la mayoría del mundo desarrollado, equivalente a casi la mitad de sus ciudadanos con derecho a voto.

Un total de 129.1 millones de estadunidenses votaron en las pasadas elecciones presidenciales de 2012, o 53.6 por ciento de la población de los 241 millones de ciudadanos elegibles para votar, una proporción menor que la registrada no sólo en países ricos, sino emergentes.

Por comparación, la asistencia a las urnas fue de 87.2 por ciento en Bélgica en 2014, en Suecia (82.6) en 2014, Dinamarca (80.3) en 2015, Islandia (80) y Noruega (77.9) en 2013, de acuerdo con un recuento del Centro Pew.

Otros países que tuvieron un nivel de participación electoral más alto que Estados Unidos fueron México con 64.6 por ciento de la población en edad de votar en 2012, España (60.9) en 2012 y la República Checa (59.5) en 2013.

Estados Unidos experimentó además un más alto nivel de abstencionismo en 2012 comparado con las elecciones presidenciales de 2008 y 2004, cuando la asistencia a las urnas fue del 62.3 por ciento y 60.4 por ciento respectivamente de la población en edad de votar.

Para 2016 la presencia de dos candidatos presidenciales con altos niveles de impopularidad podrían tener el efecto de deprimir la asistencia a las urnas, aunque las elecciones primarias mostraron un nivel récord de participación entre votantes republicanos.

Históricamente un alto nivel de participación electoral de votantes latinos, afroamericanos y jóvenes tiende a favorecer a los candidatos presidenciales demócratas, en tanto que altos números de votación de electores blancos no hispanos favorecen a los republicanos.

En 2012, 11.2 millones de latinos votaron en las elecciones, equivalentes al 48 por ciento de la población en edad de votar, lo que representó un descenso del 49.9 por ciento en relación con las elecciones de 2008.

Aunque se espera un récord de más de 13 millones de latinos en las urnas en 2016, su número podría ser proporcionalmente menor que en 2012 o 2008.

Para las elecciones del 8 de noviembre, sólo 69 por ciento de los latinos registrados están “absolutamente seguros” de que van a salir a votar, lo cual es un descenso frente al 77 por ciento que dijo lo mismo en 2012, según una nueva encuesta del Centro Pew.

Aunque expertos coinciden que un candidato presidencial requiere ganar más del 40 por ciento del voto latino para ser competitivo en una elección presidencial, el umbral podría desdibujarse si se registra un alto nivel de asistencia de blancos no hispanos que antes no participaban en el proceso electoral.

Pero las elecciones estadunidenses reflejan un nivel disparejo de participación, no sólo entre los diferentes grupos raciales y étnicos, sino diferencias generacionales, de género y geográficas, no sólo entre los estados del país, sino al interior de las diferentes entidades.

En 2012, un 66.2 por ciento de los afroamericanos elegibles para votar acudió a las urnas a reelegir a Barack Obama, comparado con 64.1 por ciento de los blancos no hispanos, 48.0 por ciento de los latinos y 47.3 por ciento de los asiáticos.

Por género, las mujeres votan en mayores números que los varones desde hace más de un cuarto de siglo. En 2012, casi 8.0 por ciento más de mujeres votaron que los hombres durante la elección donde resultó ganador Barack Obama.

Por edades, los jóvenes votan menos que los viejos. Entre 1972 y el 2012, los ciudadanos estadunidense de entre 18 a 29 años de edad, votaron en tasas de 15 a 20 puntos porcentuales menos que aquellos de 30 años o más, según cifras del proyecto FairVote.

Por ingresos, los estadunidenses más ricos votan en mayores números que los más pobres. En 2008, sólo votó el 41 por ciento de los votantes elegibles con ingresos menores a los 15 mil dólares anuales, comparado con el 78 por ciento de aquellos que ganan 150 mil dólares anuales.

Por estados, el medio oeste industrial registra uno de los más altos niveles de participación electoral, mientras que estados sureños, especialmente del suroeste, tienen uno de los niveles de abstencionismo más altos.

Dentro de los propios estados, el nivel de participación es desigual. En algunos condados de California, el abstencionismo llega a casi el 73 por ciento, mientras que en otros es de apenas el 35 por ciento.

Además el abstencionismo suele ser más alto en las elecciones intermedias, toda vez que Estados Unidos celebra comicios legislativos cada dos años para renovar la Cámara de Representantes y legislaturas estatales, así como una tercera parte del Senado; y cada cuatro años para renovar la Casa Blanca.

Se trata de un fenómeno que ha rondado al sistema político de Estados Unidos desde la ratificación de su Constitución toda vez que nunca en su historia ha votado más de la mitad de los estadounidenses, si se mide la participación por el total de la población.

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